La cita de hoy venía marcada por un termostato apunto de explotar, y no era precisamente propiciado por el clima de la capital andaluza, puesto que a las 20:30 el termómetro marcaba los 29 ºC. Nada para las temperaturas propias de julio en Sevilla, independientemente de ser una hora en la que el sol pierde fuerza. La crispación entre los aficionados béticos por pésimos resultados, así como una temperatura lejos de las exigencias aplicadas a esta plantilla.
Real Betis | 3 | 0 | CA Osasuna |
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Sin embargo, ante tanta presión -aún sin público- el Betis supo dar el do de pecho en el primer tiempo. Sin brillantez, sin ocasiones manifiestas de gol, pero con la eficacia que en muchos días faltó. No obstante, sin que el reloj marcase los cinco minutos, un avión procedente desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, aunque con denominación de origen argentina, aterrizaba en el área pequeña de Sergio Herrera. Guido Rodríguez burló la salida de la zaga del Osasuna, entrando desde segunda línea. El saque de esquina fue en corto, varios toques previos al centro de Álex Moreno, quien encontró la cabeza del pivote verdiblanco. Uno a cero y un gran peso se quitaban de encima los locales.
El juego no destacaba por su brillantez, tampoco sentían grandes apuros generados por los ‘hombres gol’ de Arrasate. Más allá del remate fuera de Anáiz, el Osasuno no tuvo la capacidad de generar ocasiones claras. El balón circulaba lento y sin peligro, ya fuera los de verde o los de rojo quienes manejaran la posesión. Las entregas erróneas se procesaban con mayor frecuencia que pases claves, que servicios que desestabilizaran sólidos bloques defensivos. Es más, tanto fueron las entregas mal realizadas que estas pérdidas cerca del área crearon más escepticismo en los banquillos.
Suerte que el Betis volvió a golpear, en una jugada tejida desde la izquierda. Un gol que apelaba a una jugada trabada, desde el modo en que llegó el balón al goleador, hasta el disparo de Pedraza golpeando a un rival que no pudo evitar ‘Una muerte anunciada’. Corría el minuto 25, y Pedraza también, cuando el carrilero izquierdo del Betis se internaba por el costado izquierdo, este combinaba con Fekir, el francés decide asistir a Borja Iglesias, el ‘panda’ amaga el golpeó, dejando pasar el esférico. Podría haber sido así la jugada, sin embargo, la realidad fue que tras intentar ceder al compañero que venía por detrás del ‘9’, el balón rebotea entre las piernas de su marca. El esférico queda muerto y lo demás es historia. Dos a cero antes del parón para la hidratación y el Betis ganaba por dos goles.
Poco más ocurrió, sin contar con posesiones que no alcanzaban los quince pases; balones que se perdían ante presiones tímidas e insulsas. El partido no gozó de grandes ocasiones, aunque sí de goles, las paradojas del fútbol. Cuarenta y cinco minutos finalizados y los de Trujillo tomaban aire.
El segundo tiempo no mejoró, dejó destelló y alguna que otra parada. Carreras frenéticas de carrileros de ambos equipos, aunque sin oposición, sin necesidad de realizar algún recurso técnico para sortear rivales. Al principio parecía animarse el Betis, con un Fekir muy participativo, una ilusión promovida por la apatía del conjunto visitante. El Osasuna no se jugaba nada, un factor muy determinante para la falta de tensión. A pesar de que Arrasate insistió en que -con la buena campaña realizada- quería seguir siendo competitivos. No fue el caso.
La actividad de Fekir, y del Betis, se diluía en un encuentro cuyo única motivación la tenía el Betis: un lavado de imagen, recuperar el orgullo -tan dañado-. Además de alejar el debate de una posibilidad (una entre un millón) de poder entrar entre los equipos que dejan la Primera División por la Segunda. Sin embargo, esta -cómoda- victoria destrozaba cualquier cálculo posible. La victoria de los de Trujillos suponían un asesinato a las matemáticas, el descenso estaba lejos del feudo bético.
En el segundo tiempo vimos a Sergio Herrera repeler un disparo de falta de Fekir, alguna cabalgada de Estupiñán, posesiones sin ningún peligro. Los locales no proponía, debido al resultado favorable, y los visitantes no tenían ninguna intención de ir a por una remontada ni siquiera de un gol que diese mayor emoción al encuentro.
En estos últimos cuarenta y cinco minutos apreciamos una buena parada de Dani Martín, demostrando un alto nivel de concentración. El guardameta respondió a la oportunidad que le cedió el técnico, aunque el trabajo fue muy mediocre, por no decir inexistente. Nos dio tiempo, rozando los segundo finales, de ver a Aleña marcar un gol de mucho nivel. Feddal desplazaba en largo, a la espalda de una -impasible- defensa buscando la carrera de Loren. La encontró, y una vez que el delantero levantó la cabeza pudo apreciar la veloz incorporación del centrocampista desde segunda línea.
El balón pasó de los pies del delantero al fondo de la red, tras el beso de la bota izquierda de Aleña, tras despedirse de los palos -con dos besos más- e irse directa a descansar al fondo de la red. Y con su descanso definitivo, también murió el partido, con un acto de amor indescriptible, con una vitoria bética y con un partido que no pasará a la historia.
Ficha técnica | |
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Real Betis: Dani Martín; Emerson, Aissa Mandi, Feddal, Álex Moreno; Joaquín (Tello, min. 64), Guido Rodríguez, Guardado (William Carvalho, min. 74), Pedraza (Aleña, min. 74); Fekir (Juanmi, min, 86), Borja Iglesias (Loren, min. 86). | |
CA Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal, Aridane, David García, Toni Lato (Roncaglia, min. 70); Brasanac (Estupiñán, min. 46), Moncayola; Roberto Torres (Oier, min. 46), Fran Mérida (Iñigo Pérez, min.-78), Kike Barja (Adrián, min. 60); José Arnáiz. | |
Goles: 1-0: Guido Rodríguez, min. 4; 2-0: Pedraza, min. 25; 3-0: Aleñà, min. 97. | |
Árbitro: Alejandro José Hernández Hernández. Comité canario. Amonestó por el Real Betis a William Carvalho (75′); y por Osasuna a David García (12′), Aridane (16′), Fran Mérida (60′), Estupiñán (62′) y Toni Lato (66′). | |
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo quinta jornada de LaLiga Santander disputado en el Estadio Benito Villamarín (Sevilla) a puerta cerrada. |