Tres temporadas consecutivas consiguiendo la permanencia en la última jornada ante Córdoba, Reus y Lugo. En la retina rojiblanca quedan partidos de esas temporadas como el 0-3 del Huesca, el 4-0 del Getafe y el 4-0 del UCAM Murcia. La afición rojiblanca salía del Estadio de los Juegos Mediterráneos cada 15 días convencida de que esa era la última temporada en la división de plata.
Plantillas llenas de estrellas como Antonio Puertas, Ramon Azeez, Quique González, Joaquín, Ximo Navarro, Pervis Estupiñán o Rubén Alcaraz. Todos ellos jugando ahora en LaLiga Santander.
No obstante, y salvo alguna excepción como las mencionadas anteriormente, las plantillas confeccionadas por Alfonso García y su equipo no eran especialmente competitivas. Arrastraban la camiseta y el escudo por todos los campos de la península. El equipo rojiblanco pasó de ser un equipo respetado a ser el aperitivo preferido de cualquier equipo.
Después llegó el Almería de Fran Fernández, un equipo confeccionado con jugadores de 2ªB; pero en el que Álvaro Giménez terminó siendo el pichichi de la categoría; a Juan Carlos Real le llovían ofertas de los equipos punteros de la división de plata; Luis Rioja acabó en Primera División… Y el equipo rojiblanco soñó durante la mayor parte de la temporada con los puestos de play-off. No importaba si el equipo no conseguía la victoria, en esta ocasión, la afición rojiblanca salía del estadio orgullosa de su equipo, de su entrega y de su esfuerzo, pocas veces se podía encontrar un pero.
Tras esta temporada, el verano pasado, llegó la hora de Turki Al-Sheikh. El jeque árabe sacudió los cimientos de la entidad indalica desde su llegada. Fue como un tornado que arrasó con todo lo conocido hasta el momento. Un proyecto con aspiraciones europeas en pocos años, con la creación de la ciudad deportiva y la remodelación del estadio.
La mayor parte de los fichajes que se hicieron ese mismo verano fueron revocados. Los hombres de confianza del jeque saudí confeccionaron una plantilla nueva en un tiempo récord. Traspasos millonarios como el de Arvin Appiah o el de Darwin Núñez. Todo parecía indicar que sería la temporada de la UD Almería.
Llegó Pedro Emanuel, y cuando el equipo iba segundo, lo destituyeron. Después llego José María Gutiérrez «Guti» y su «No le pedí nada, estoy contento con lo que tengo» tras la reunión con el dueño del club. Llegó el mercado invernal y como Guti no pidió nada, la dirección deportiva se dedicó a hacer fichajes innecesarios sin reforzar las posiciones que si eran necesarias y dando salida al líder del vestuario, Rene Román.
En Febrero, Guti estaba sentenciado, por lo que hubo una reunión con su agente para tratar su destitución. No hubo acuerdo, si Guti se marchaba, se tenía que pagar el finiquito integro. El estrecho margen del tope salarial impediría la llegada de otro entrenador. El club hizo el ridículo. Por lo que para impedir que esto saliera a la luz, y aprovechando que el agente de Guti y Lazo es el mismo, anunciaron la compra del jugador gaditano.
Más tarde anunciaron la destitución de Guti y la llegada de Mario Silva y compañía. Con el pretexto de que Mario Silva conocía al equipo y se integraría en la dinámica de una forma más rápida. Aunque la verdad es que el estrecho margen en el tope salarial no daba para traer otro entrenador de garantías.
El último esperpento tuvo lugar ayer, el equipo iba tercero. Dependía de sí mismo para mantener la posición, salieron de inicio varios de los fichajes del mercado invernal, evidenciando su falta de nivel. Y ante la remota posibilidad de que el tercero ascendiese directo al no jugarse el Deportivo – Fuenlabrada y se originase un brote que pudiese obligar a suspender el play-off de ascenso, el equipo no fue capaz de ganar a un equipo con los deberes hechos.
Pero más allá de los 2 goles anulados por fuera de juego a Barbero, el Almería no dio la talla. El equipo perdió la tercera plaza finalmente y si se disputan los play-off, se enfrentarán en semifinales al Girona del temible Christian Stuani. Por ahora no ha pagado sus errores, pero quien sabe si lo acabará haciendo y truncando un año que quedará como el que pudo ser pero que puede no serlo por meterse así mismo palos en las ruedas.