La temporada más larga de la historia en LaLiga Santander ya ha colgado el cartel de cerrado por vacaciones. Toca hacer balance de como le ha ido el curso futbolístico a la SD Eibar. El aprobado es indiscutible para la entidad armera. El objetivo prioritario de la permanencia en la categoría se ha logrado y por séptima temporada consecutiva los de Ipurua se codearán con le élite del fútbol estatal. Nadie dijo que fuese a ser fácil y aunque por momentos las cosas se pusieron muy cuesta arriba, el trabajo de José Luis Mendilibar y sus pupilos ha dado sus frutos una vez más, en uno de los clubes mas humildes de la categoría.
La temporada no ha sido para tirar cohetes
En el apartado estadístico y en cuanto a resultados la campaña 2019/2020, quedará como la segunda peor temporada de los armeros desde su irrupción en la Primera División.
Si bien es cierto que han finalizado en el puesto décimo cuarto con cuarenta y dos puntos, seis por encima de descenso. Los dieciocho partidos perdidos y los cincuenta y seis goles encajados, han afeado mucho la trayectoria de los guipuzcoanos.
Ipurua no ha sido el fortín que se esperaba lográndose veintisiete puntos de cincuenta y nueve posibles. Tres empates y mismo número de derrotas que de victorias, ocho.
Guarismos que han obligado a los de Mendilibar a puntuar más de lo habitual a domicilio (talón de Aquiles de los armeros). Pero finalmente tres triunfos lejos de casa ante Leganés, Granada y Espanyol y seis empates, fueron suficientes para certificar su permanencia.
Cuatro partes bien diferenciadas
La trayectoria del Eibar a lo largo de este año ha carecido de regularidad. Los armeros han alternado momentos buenos, con rachas francamente negativas. El curso comenzó mediatizado por las obras de Ipurua, obligando a los azulgranas a jugar tres jornadas consecutivas a domicilio.
Y cuando por fin llegó el momento del reestreno, en ese primer encuentro en el remozado campo se perdió frente al Espanyol en lo que fue el primer mazazo gordo del año. En este primer tramo solo pudieron sumar dos puntos en cinco partidos lo que obligó al equipo ha instalarse en la parte baja de la clasificación.
A raíz de la victoria frente a todo un Sevilla los armeros comenzaron a creérselo e iniciaron una lenta pero progresiva recuperación que les sacó de los puestos de peligro. La buena racha vino acompañada de otro triunfo de merito ante el Villarreal y de la primera victoria a domicilio en Butarque.
Con doce jornadas ya superadas y cuando ya parecía que los fantasmas del descenso se alejaban, llegó el peor momento de los eibartarras. Cuatro derrotas consecutivas que supieron frenar con un empate en San Mamés y un triunfo ante el Granada.
Pero los armeros alternaban actuaciones de merito como el triunfo contra el Atlético con petardazos en casa como la derrota ante el Mallorca. Entre medio empates que no lograban alejar a los de Mendilibar de la zona roja.
Antes del parón por la crisis sanitaria su situación se agravó con otra derrota en casa frente a la Real Sociedad. Partido que quedó aplazado en su día por el derrumbe del vertedero de Zaldibar y tuvo que jugarse a puerta cerrada.
Este fue el ultimo que se disputó antes del parón por la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. Lo cierto es que los armeros se fueron al obligado confinamiento con muchas dudas y con los puestos de descenso en los talones.
Tras la vuelta del fútbol se vio otro Eibar. Más centrado, más competitivo y como dijo su entrenador mas convencido de lo que hacía y había que hacer. Durante los dos meses que estuvieron apartados de los terrenos de juego dio tiempo para todo. Pero sobre todo para mentalizarse de que había que dar un plus si se quería permanecer en la categoría.
Míster y jugadores volvieron con los miedos naturales a que podían encontrarse, pero también con las pilas recargadas. No cabe duda de que costó arrancar porque para más inri el calendario era de armas tomar.
Pero tras superar el trance de Valdebebas, sendos empates frente al Athletic y Getafe mostraron síntomas de recuperación y a renglón seguido un par de victorias dieron la tranquilidad necesaria para afrontar el final de temporada con la sartén por el mango.
Finalmente, el triunfo en el RCDE Stadium certificó la continuidad de los armeros en Primera y de regalo otra victoria ya intrascendente ante el Real Valladolid para escalar algún puesto en la clasificación, cerrando la temporada en el Madrigal en un partido del que mejor ni acordarse.
Marko Dmitrovic y diez más
El guardameta serbio ha sido el futbolista con más minutos de la plantilla. Ha jugado 35 de los 38 partidos ligueros acumulando 3150 minutos. Marko ha cuajado buenas actuaciones que le han puesto en el mirador de varios clubes nacionales e internacionales.
En este ránking de participación el segundo ha sido Fabián Orellana con 2395 minutos en 29 partidos. El chileno con su innegable clase, ha dado grandes recitales y se ha destapado con ocho tantos como el mejor goleador del equipo.
De cerca le sigue Jose Angel “Cote”. El asturiano se hizo dueño de la banda derecha durante los 2360 minutos que disputó en 28 partidos. Por último, también podemos destacar la aportación de Edu Expósito. El ex-deportivista ha sido el jugador de campo con más partidos disputados. 35 encuentros en los que ha disfrutado de 2312 minutos, marcando cuatro goles y mostrando una franca progresión que le han convertido en el fichaje más rentable del año.
El estilo no se negocia
Cuando los resultados no llegan a lo único que se pueden agarrar los equipos de fútbol es a su estilo y filosofía de juego. Esta premisa la ha marcado a fuego José Luis Mendilibar en su equipo hasta las últimas consecuencias.
El de Zaldibar fiel a su 1-4-4-2 no reculó en su mensaje. A lo largo del año para lo bueno y para lo malo vimos un equipo valiente. Presión alta y asfixiante, línea defensiva adelantada, mucho protagonismo de los jugadores de banda e intensidad en todas las acciones del juego.
Por exigencias del guion en algún encuentro optó por la variante del 1-4-1-4-1, pero el proceder del equipo sobre el terreno de juego, con y sin balón fue similar. El hándicap para Mendi una temporada más era convencer a sus jugadores de que ese era en camino a seguir y aunque como él mismo reconoció este año ha costado bastante, de nuevo ha logrado el objetivo, por lo que puede estar más que satisfecho con su trabajo.
Las notas finales
A priori el rendimiento de la plantilla de los armeros era una incógnita. Tuvo salidas de hombres importantes como Jordan o Rubén Peña y las incorporaciones no fueron de relumbrón. En una temporada donde la aportación ha sido muy coral, participando hasta 26 jugadores. Entre ellos dos del filial, Atienza y Miguel Mari, ha habido jugadores que se han revalorizado y otros a los que les ha costado ganarse un sitio en el equipo, motivado por su pobre rendimiento.
Si bien es cierto que en la primera parte del curso vimos un equipo en el que había alineaciones con pocas sorpresas y puestos fijos. Tras el parón y motivado por la posibilidad de los cinco cambios pudimos ver rotaciones constantes y la gran mayoría tuvo su momento y oportunidad de sumar.
En el cesto de los destacados meteríamos por su rendimiento a Marko Dmitrovic, Fabián Orellana y Edu Expósito. Otra noticia positiva fue la vuelta de Pedro León tras dos años de calvario motivado por sus constantes lesiones. El murciano este año volvió a sentirse futbolista y puso su granito de arena.
Futbolistas como Cote, Oliveira, De Blasis, Sergio Álvarez, Diop, Arbilla, Kike Garcia y Pedro Bigas han salvado la temporada mostrando buen nivel. La vieja guardia tiró del carro y seguro que han celebrado con alivio la continuidad del equipo en la categoría.
Entre los suspensos podemos encontrar a futbolistas como Iván Ramis que ha tenido una pobre aportación por culpa de las lesiones. El capitán no pudo despedirse de la que ha sido su casa durante las ultimas cinco temporadas como a él le hubiese gustado.
Pobre rendimiento de los delanteros Sergi Enrich peleado todo el año con el gol, Charles y sobre todo Quique González que apenas ha podido mostrar la capacidad por la que lo ficharon. También se esperaba mucho más de japones Inui al que le costó Dios y ayuda entrar en los planes de Mendi. Aunque al final del curso a podido disfrutar de mayor continuidad, su actuación no ha sido relevante.
Otro clásico como Gonzalo Escalante tuvo la espada de Damocles de que se sabia desde principio de año que su salida del club era su primera opción. El argentino deja la entidad eibartarra con unos números como para sacar pecho (extranjero con más partidos en la historia del club) y con el cariño de su afición ganado a base de trabajo y entrega incondicional.
A los jóvenes como Tejero y Rober Correa les ha costado mucho adaptarse a las exigencias de la categoría y del sistema de juego. El zaguero Esteban Burgos también se vio en la misma tesitura.
Por último en lo referente al mercado invernal, una de cal y una de arena. Sebas Cristoforo bien, aportando y mostrándose un futbolista serio y polivalente. Rafa Soares con más sombras que luces y muchas dificultades para entrar en el once.
En definitiva, la temporada ha sido más complicada de lo que se preveía al comienzo, pero una vez mas los armeros han obrado el milagro de mantenerse en Primera. Aprueban el curso con un BIEN con flecha para abajo y ahora toca en la entidad presidida por Amaia Garagarza acometer las renovaciones y rejuvenecer una plantilla que este año ha dado muestras de cansancio.
Primer paso amarrar un año más a Fran Garagarza y José Luis Mendilibar. Una vez logrado esto, posiblemente todo sea más sencillo. Nos queda la pena de no poder disfrutar a tiempo completo de uno de los mayores avances en este año para el club, el coqueto Ipurua y por su puesto de su incondicional afición. Por otra parte, nos queda la satisfacción de ver que el Club continua creciendo y que una temporada más estará entre los grandes. Ezina eginez.