Parece Martin Merquelanz (Irún, 12 de junio de 1995) un tipo con las ideas muy claras y que sabe lo que quiere. Uno de esos futbolistas que antepone el ser importante en un equipo y jugar a la simple cuestión monetaria. O al menos eso es lo que se desprende de, según Mundo Deportivo, la que su principal petición para sentarse en la mesa a negociar; ser una pieza importante en el equipo de Imanol Alguacil. El jugador ve como Oyarzábal, Barrenetxea, Portu, Januzaj y el incipiente Nais Djoauhrà le pueden quitar ese protagonismo y le genera dudas sobre su continuidad.
Solo si Merquelanz se siente protagonista, aceptará la renovación. De hecho el jugador está dispuesto a dilatar la firma y el acuerdo semanas o meses. Algo que choca frontalmente con la intención de la Real de querer cerrar esa renovación antes de que cierre el próximo mercado de fichajes. En una primera oferta hace tiempo, el club donostiarra le remitió una propuesta para renovar hasta 2025 y subir su cláusula de rescisión hasta los 60 millones de euros. Pero no tuvo respuesta por parte del jugador, que les emplazó entonces a hablar en verano.
Merquelanz no se irá al Athletic
Además el jugador sabe que tiene mercado. Los 15 goles, 9 asistencias y 2719 minutos de juego en 36 partidos (31 como titular) le han convertido en uno de los jugadores más destacados de la temporada en Segunda División. Sabe que tiene sitio en Primera, donde equipos no han tardado en sondearle, incluido el Athletic. Tiempo atrás Rafa Alkorta negó cualquier intención de ficharle este verano, pero dejó la puerta abierta en 2021, cuando si el jugador no renueva quedaría libre.
Esa puerta la ha cerrado el propio jugador, ya que según informa El Correo, los agentes del jugador habrían transmitido al club vizcaíno su nula intención de negociar una posible incorporación futura a la disciplina zurigorri. Y es que Merquelanz sabe que ofertas y proyectos realmente interesantes en Primera División no le faltarán si sale al mercado. Es algo que se ha ganado sobradamente con su año en Anduva y que, inesperadamente para la Real, ha complicado también su continuidad en Donosti.