La SD Huesca no ha podido culminar de mejor manera esta temporada 2019/20. El cuadro oscense ha logrado hacerse con uno de los billetes que lleva directo a la división de oro del fútbol español. Y además puso la guinda al pastel en la última jornada consiguiendo el trofeo que galardona al equipo como campeón de la Liga SmartBank 2019/20. Su entrenador, Miguel Ángel Sánchez Muñoz “Míchel”, fue el primero en unirse al reto de volver a Primera tras el reciente descenso, y finalmente, y tras una dura temporada, el objetivo se ha cumplido con creces en la ciudad altoaragonesa.
Un verano complicado
Con la pérdida de categoría se preveía un período vacacional movido. La marcha de muchos jugadores de la plantilla hacía necesario el reforzar todas y cada una de las líneas de juego del plantel azulgrana. El descenso de la entidad se acompañaba de una ayuda económica que incrementaba el presupuesto futuro del club. Por lo que se auguraba un futuro esperanzador e ilusionante para la hinchada oscense.
Sin embargo el mes de junio tuvo un inicio totalmente imprevisible en la ciudad. La aparición de la llamada Operación Oikos empañaba el buen ambiente respirado en la capital altoaragonesa siendo éste el tema principal de las tertulias. El ámbito deportivo de la SD Huesca quedaba ensombrecido por la investigación policial en el supuesto amaño de partidos. Aun así el club se centró en su principal objetivo de confeccionar un once y vestuario de calidad y con garantías de cumplir con el deseo de ascender y volver de nuevo a la élite del fútbol español. El cuadro aragonés iniciaba esta nueva etapa con tan solo cuatro integrantes de la temporada pasada, Pulido, Javi Galán, Luisinho y Ferreiro, más la vuelta de los jugadores cedidos Eugeni y Escriche.
La llegada de nuevas incorporaciones quedaba dificultada por todo lo acontecido con la operación Oikos, aunque el técnico Míchel fue el primero en presentarse y quien tuvo principal interés desde el primer momento en confiar en este nuevo proyecto azulgrana. Con el paso de los días se anunciaban nuevos fichajes que llegaban a la pretemporada casi sin tiempo de preparación y adaptación.
Veteranía y juventud es lo que la SD Huesca planteó para formar un bloque sólido. Futbolistas como Mikel Rico, Pedro Mosquera, Juan Carlos Real, Cristo González, Pedro López o Ivi López eran algunas de las nuevas caras que conjuntaban con jóvenes talentos como Jaime Seoane, Dani Raba, Álvaro Fernández, Sergio Gómez o Miguelón. La guinda del pastel llegaría con la incorporación en ataque del nipón Shinji Okazaki, un jugador mediático que incrementaba el interés por una ciudad desconocida en todo Japón.
Con el objetivo de volver a Primera
Los pupilos de Míchel arrancaban la temporada 2019/20 de la Liga Smartbank de la mejor manera posible, con dos victorias consecutivas y demostrando la clase de sus jugadores. El gran abanico de posibilidades que ofrecían daba la opción al míster de realizar muchas rotaciones y variantes sin encontrar un once inicial fijo para este Huesca. Poco a poco se mostraron dos caras del equipo.
La primera como local, un bloque fuerte y sólido que no paraba de sumar puntos, y una segunda como visitante. La plantilla azulgrana fuera de casa se desconcentraba y pecaba de errores defensivos que hacían como los marcadores finales cayeran de lado contrincante. Pese a ello la entidad seguía en las posiciones altas de la tabla clasificatoria pero sin despegarse del resto de rivales.
Fiel a su estilo Míchel se sobreponía también a la adversidad de las lesiones, y sin cambiar su juego táctico, mantenía al grupo cerca de su principal objetivo. Llegados a final del año 2019, y además cumplida ya la primera vuelta del campeonato, la SD Huesca ocupaba la tercera plaza de la clasificación, a tan solo un punto del segundo clasificado, la UD Almería.
A mediados de la competición los altoaragoneses sumaban 35 puntos, gracias a 11 triunfos y 2 empates en los 21 encuentros hasta el momento. Siendo el mejor conjunto local después de conseguir 25 puntos en su fortín, sucumbiendo solo dos derrotas y un empate de once choques disputados en la ciudad. Pero como escuadra visitante tan solo obteniendo 10 puntos en 10 jornadas, estadísticas insuficientes para un candidato en la lucha por ascender de categoría.
Una segunda vuelta imprevisible
La segunda vuelta arrancaría de una manera similar a la anterior, con altibajos y siendo un poco intermitente en sus resultados. La dirección deportiva buscaría alternativas con la incorporación en el mercado invernal de los atacantes Jordi Mboula y Rafa Mir, ambos en calidad de cedidos. Pronto vería como el Real Zaragoza adelantaba a los azulgranas, llegando éstos al mes de marzo en cuarto puesto y a 5 puntos del ascenso directo, en el que entró el propio Zaragoza junto al Cádiz CF Todavía restaban muchos puntos por jugarse y no se iba a renunciar a nada, pero lo que parecía claro era que el club estaría al menos en la pelea por la promoción por el ascenso.
La jornada 32 ya no puedo llegar a disputarse como consecuencia de la pandemia del COVID-19. La liga quedó paralizada poniendo un punto y aparte a todo el fútbol español. Tres meses de parón en el que los jugadores debían no perder la forma física y seguir con la preparación para cuando fuera posible la reanudación del campeonato.
El 12 de junio volvería la disputa de encuentros pero, esta vez, sin público ni apoyo en las gradas por parte de las respectivas hinchadas. Además de tener que medirse a un nuevo adversario en un rango medio de 72 horas entre cada partido disputado. Una manera totalmente inesperada e imprevisible de pensar vivir el fútbol al principio de la competición. Pero que debido a la gran propagación que mostraba este nuevo virus y el riesgo de contagio lo hacía así imprescindible. Al menos podía reanudarse la liga para poder llegarse a la conclusión de la misma. La nueva situación podía servir de ventaja o desventaja en mayor medida según los equipos afectados. 11 jornadas por delante para decidirse todo.
Cumplidos seis nuevos enfrentamientos el conjunto aragonés alcanzó el segundo peldaño de la tabla, consiguiendo gran parte de los puntos disputados y aprovechando el tropiezo de sus rivales. A falta de dos jornadas para la conclusión de la liga la entidad gaditana era la que conseguía la primera de las plazas que conllevaban directamente a Primera División. Una contienda más tarde, gracias a un holgado triunfo por 3-0 ante el CD Numancia y las derrotas del Real Zaragoza y UD Almería. Los oscenses obtenían matemáticamente el ansiado ascenso de categoría, reviviendo así la hazaña lograda en Lugo solo dos años atrás. Pero aquí no terminaría la gesta.
Los pinchazos en los últimos encuentros del equipo cadista permitían a los del Alto Aragón llegar con una única opción para proclamarse campeones y superar en el casillero al conjunto amarillo. Dicho y hecho. Los astros volvieron a juntarse y la derrota del líder, y una victoria por la mínima finalmente de los azulgranas, otorgaban el trofeo como primer clasificado a la SD Huesca, además de un extra económico en las arcas del club por la posición lograda.
Un objetivo cumplido
Huesca y su provincia vuelven a la máxima categoría por la puerta grande y estadísticamente casi todo relacionado con el número 7 y sus múltiplos. La relación aparece en varios de los datos descriptivos que ha comentado el matemático Adolfo Capella. La S.D. Huesca ascendió en julio, séptimo mes del año. 7, y no 6, han llegado a ser los equipos implicados este año en el ascenso a Primera. Los aragoneses suman finalmente 21 victorias (7×3), 7 empates y 14 derrotas (7×2). En total 42 duelos y 70 puntos en el casillero (7×10). 55 goles anotados (7x 8 -1), quizá ese último esté revisándose en el VAR, y 42 goles encajados (7×6).
Atendiendo a otros parámetros los máximos goleadores han sido Okazaki, con 12 tantos, Rafa Mir, 9 dianas, y Mikel Rico, 7 goles. 37 asistencias realizadas mayoritariamente por el eléctrico extremo Ferreiro (9), Mikel Rico (5) y Pulido (4). El zaguero, junto a su compañero de la medular Mosquera son los mayores pasadores del equipo y que más recuperaciones han realizado a lo largo del curso. 6 penaltis a favor han sido señalados, aunque solo la mitad anotados, y 3 paradas e intervenciones realizadas por el guardameta Álvaro Fernández desde los once metros.
Después de superar varios obstáculos y dificultades a lo largo de la temporada el grupo consiguió el ansiado objetivo; volviendo a soñar con pelear entre los más grandes de la liga española. Esta vez la ciudad, club y directiva espera no pagar la novatada, poniéndose en marcha desde ya para confeccionar un nuevo proyecto de Primera e intentar mantener la categoría en el próximo curso.
Con una base ya estructurada y contando con que el entrenador continúa al pie del cañón, Míchel cuenta con gran parte de su plantilla actual con contrato. Pero se deberán buscar refuerzos de nivel que demuestren su valor en la división de oro. Un futuro, pero muy próximo, plan entusiasta, optimista e ilusionante de una provincia que se aferra como siempre a su ya conocido lema: “fieles siempre sin reblar”.