Las reacciones a la intención de la RFEF de decidir el próximo lunes con las Federaciones territoriales de todo el país el futuro a corto plazo del fútbol profesional, no han tardado en sucederse. Casi todas ellas, además, muy adversas al planteamiento del ente que dirige Luis Rubiales. Aunque la RFEF no ha emitido públicamente cual es su postura, esa ya se ha filtrado a, seguro, modo de globosonda. Desde la Federación se habla de cancelar el inicio de todas las competiciones no profesionales y esperar hasta, como mínimo, enero para ver que sucede.
Como era de esperar las reacciones de los profesionales que dependen de ese fútbol no profesional no han tardado en sucederse. Muchos presidentes, entrenadores y jugadores entre otros han mostrado su rechazo a ese plan en el que, además, no se está contando con ellos. Sobre todo la indignación es mayoritaria y mayúscula en Segunda División ‘B’. De hecho algunas de las críticas contra la propuesta de la Federación han sido vehementes. Incluso algunos futbolistas han hablado de organizar una huelga en la que, con mucha probabilidad, contarían con apoyo de sus clubes.
AFE pide estar en esa reunión
Pero lo cierto es que por ahora, los clubes aguardan lo que ocurrirá el lunes en esa reunión. La gran mayoría de los equipos que comenzaban el lunes su pretemporada, la han aplazado. Quieren conocer que sale de esa reunión en la que se está jugando con su pan y con el de muchos trabajados profesionales que viven de eso que, a día de hoy, sigue llamándose erróneamente fútbol no profesional. No hay más que ver el tweet del presidente del CD San Fernando, Manuel Gómez Fontao:
Ya está bien de ver al fútbol de Segunda ‘B’ como amateur: 370.000 euros de Seguridad Social, 280.000 de IRPF, 48 trabajadores dados de alta en la Seguridad Social y otros puestos de trabajo indirectos. Si no se puede jugar por salud pues no se juega, pero basta de llamarnos no profesionales o amateurs.
Ante la tesitura de indefensión que supone lo que pueda decidirse en esa reunión, AFE ha pedido formar parte de la misma. Como sindicato mayoritario de futbolistas quieren estar presentes. Al afectar dichas decisiones a afiliados y afiliadas, AFE entiende que su asistencia y participación es importante, con el fin de aportar y aunar esfuerzos en beneficio de dichas categorías y de los y las futbolistas.
No obstante lo que se decida en esa reunión el lunes, aunque marcará una posible hoja de ruta, no tiene nada vinculante. Las decisiones posibles solo son dos. Mantener el inicio a finales de septiembre y, probablemente, seguir estudiando la situación para tomar una decisión más adelante o, como ya se temen muchos, optar por la suspensión sine die del inicio de la misma.
La Federación no tendrá tan fácil aprobar esa suspensión
Si se decide suspender el inicio de la competición, bien hasta enero o de forma definitiva, eso tendrá que ser aprobado después por la Comisión Delegada de la RFEF. Ésta, en medio de un proceso electoral, no podrá ser convocada por Luis Rubiales, sino por la Comisión Gestora, que debe estar de acuerdo y su aprobación puede no ser tan sencilla dado que en ella hay miembros de clubes y de jugadores no profesionales.
No obstante, si se aprobara la suspensión del inicio de esas competiciones, la última palabra la tendría el CSD. Solo en el Consejo Superior de Deportes puede darse luz definitiva a un hito que sería histórico en el fútbol español y que podría iniciar un largo proceso judicial. Primero cabría recurso frente al TAD y posteriormente la justicia ordinaria a la que es probable algunos actores severamente perjudicados acabarán acudiendo.
En definitiva, la Federación puede querer salvaguardar la salud ante su insolvencia financiera y la de las federaciones territoriales el no poder sufragar que todos los jugadores se hagan test todas las semanas. Pero a su vez puede provocar una fractura total en el fútbol español que dejaría a muchos clubes, jugadores y trabajadores desamparados; con unas consecuencias difíciles de prever social y económicamente. Eso sí, arranquen el contador de cuantos clubes firman su desaparición, porque no serán pocos.