Rodrigo Moreno Machado fue una de las incorporaciones estrella de Peter Lim la temporada del desembarco de Meriton Holdings en el Valencia CF SAD. La relación entre el magnate de Singapur y Jorge Mendes traía a orillas del Turia a uno de los delanteros españoles con mayor proyección del panorama futbolístico nacional.
Un delantero polifacético
Desde el primer momento dejó detalles de su calidad futbolística pero Nuno Espirito Santo lo colocaba alejado de la zona donde el más daño podía hacer, el área. Desde la banda su influencia en el juego del equipo era menor y su buena capacidad combinativa no eran tan rentables para el equipo. Pese a todo, jugó siempre que estuvo disponible. Tanto fue así que la opinión de que jugaba por decreto directivo se extendió entre la afición che. La euforia de la venta y la clasificación para Champions evitó mayores críticas contra el hispano-brasileño.
Travesía en el desierto
Con la salida del técnico luso y los experimentos en el banquillo valencianista, el rendimiento de Rodrigo fue bajando a la par que el del resto del equipo. Ni con Neville, ni con Ayestarán ni con los momentos de transición de Voro se vio la mejor versión de su juego. Ni por estilo de juego, ni por posición ni por rendimiento colectivo. Nunca se pudo dudar de su compromiso y de estar implicado con el equipo pero su bagaje goleador fue perdiendo fuerza y ofreciendo unas estadísticas muy pobres para un delantero de su nivel.
Marcelino lo rehabilita
Siempre entre rumores de salida y de rentabilizar el fichaje, la llegada del entrenador asturiano nos devolvió la mejor versión de su fútbol. Un segundo punta con buena ocupación de los espacios, con la técnica adecuada para oxigenar la creación del juego valencianista, una velocidad endiablada para guiar las famosas transiciones de los equipos de Marcelino y con llegada al gol. Formó parte de la columna vertebral de esa primera temporada y contribuyó decisivamente al objetivo champions de la entidad. Fue, sin duda, su mejor temporada estadísticamente hablando.
Brillante Centenario
Pese a los insistentes rumores sobre su salida y su amortización para Meriton Holdings, el ariete permanece en Valencia. Marcelino ha sacado lo mejor de él y no quiere abandonar el barco si no es por algo irrechazable que no se produce. Es el año del Centenario del Valencia CF y Rodrigo quiere formar parte de él. El comienzo de la temporada no es el mejor para el equipo pero individualmente su rendimiento y su compromiso permanecen inalterables. Y llega la mágica noche de Rodrigo. Mágica al menos para la afición, ávida de momentos como aquella eliminatoria contra el Getafe. Su hat trick, la clasificación del equipo para semifinales y el posterior triunfo copero pasarán a la historia del valencianismo. Tocó en Hugo Duro, sí, pero fue Rodrigo Moreno el que obró el milagro de remontar el 0-1 inicial. Esa noche, junto con su homenaje al malogrado presidente Jaume Ortí en forma de peluca roja, fueron sus dos mejores momentos de conexión con la afición.
Goleador en la final
Junto a Gameiro, formó la delantera en la final de Copa del 2019 con la que el Valencia se proclamó campeón en el año del Centenario del club. El estilo de juego que implantó Marcelino vivió su momento de esplendor y de máxima expresión en aquella final y Rodrigo, junto a Parejo, fueron los galvanizadores de aquellas transiciones fugaces con las que desarbolaron el juego combinativo de los culés.
@VicentSarrion