Este sábado el Dépor concluyó su pretemporada. Solo falta una semana para que el cuadro que dirige Fernando Vázquez inicie una temporada clave. Tras su descenso a Segunda ‘B’ en el peor momento de la historia de la categoría de bronce, que será reestructurada esta campaña, no hay margen de error. Debe lograr el ascenso sí o sí o volverá a verse en una situación muy difícil.
Pero en los últimos amistosos del cuadro de Fernando Vázquez, las sensaciones no han sido buenas. Tanto en Pasarón frente al Pontevedra -aunque se acabó remontando y venciendo a un equipo en inferioridad- y en Bembibre frente al Valladolid Promesas, las sensaciones no fueron buenas. Si es cierto que los equipos nunca llegan al 100% al inicio liguero. Tardan varias jornadas en adquirir la plena forma a la vez que se compite ya con puntos en juego.
Pero este año eso puede ser un lujo que un equipo no se puede permitir y menos un candidato al ascenso. Como bien indicó Fernando Vázquez en sus quejas sobre el formato de competición, cualquier punto que vuele puede ser decisivo. De esta forma el que todo el juego ofensivo pase por las bandas, con un centro del campo inoperante en el que solo destaca Uche Agbo por su despliegue físico. Algo a lo que se une una inseguridad defensiva con errores serios en las marcas de jugadores experimentados además como Borja Granero o Bergantiños.
Puede ser puntual, pero son problemas que de cara a ese debut liguero frente al Salamanca en ABANCA-Riazor, preocupan. Pues de no ser subsanados será empezar con más hándicap del que el propio formato ya crea.