El muro londinense resiste
Reparto de puntos en Stamford Bridge tras un duelo donde el dominio fue de los sevillistas pero que no consiguieron sacar los tres puntos deseados.
La Champions vuelve tras muy pocos meses de la final entre el PSG y el Bayern. Stamford Bridge sería la sede donde se daría el encuentro entre los dos pesos pesados del grupo E. Los actuales campeones de la Europa League, y que dieron mucha guerra a los bávaros en la Supercopa, llegaban a tierras inglesas para intentar comenza con buen pie. En frente de ellos, el Chelsea llegaba a Europa con caras nuevas y un once muy ofensivo, que tendría su primera prueba de fuego fuera del fútbol inglés.
Alta intensidad sobre el césped
Desde un inicio ambos conjuntos saldrían con ganas de encontrar la portería contraria. El ritmo del partido era alto y cada uno trataba de imponer su propio estilo de juego. Pero quien más trabajo estaba teniendo era la defensa sevillista. El ataque blue estaba presionando constantemente la salida del esférico y su juego rápido, y vertical, estaba haciendo que llegaran más balones a los últimos metros del lado hispalense que del londinense.
La primera ocasión clara tardaría en llegar y sería de la mano de los de Lopetegui. Una falta de Jorginho cerca del área, en la cual se pudo jugar la segunda amarilla, serviría para que Gudelj rematara un gran centro. Mendy, sin visión alguna, se encontraría el esférico para detener el posible tanto del serbio, el cual había sido desviado por Zouma, y dando aire a un Chelsea que estaba viendo a su rival crecer cada vez más.
El dominio era por completo del Sevilla a la media hora del encuentro pero su rival tampoco parecía muy incómodo con esta situación. El Chelsea sabía defender y salir a la contra, algo que preocupaba en todo momento a Lopetegui y que pedía a sus pupilos que vigilaran en todo momento. En una de ellas sería donde Werner podía haber adelantado a los suyos con un buen pase de Jorginho, pero el linier marcaría el fuera de juego tras ver cómo no conseguía tirar a puerta pese a superar en el mano a mano a Bono.
Lampard va a por todas
Tras dos ocasiones claras para Ocampos y Werner, el colegiado italiano mandaría a ambos onces al túnel de vestuarios. La primera parte había dejado la sensación de un gran Sevilla que dominaba a su rival pero que no conseguía generar todo lo deseado en los últimos metros. Frank Lampard debía hacer algunos retoques si quería que su ariete alemán tuviera más balones para intentar llevarse los tres puntos, y el descanso podía ser el momento para dar a sus jugadores algunos apuntes para mejorar.
Puede que fueran esas indicaciones blue o las ganas propias de los jugadores por cambiar la situación, ya que el conjunto londinense se vería dar un paso al frente. Los pupilos del mítico capitán del Chelsea se lanzaban a por el control absoluto del juego y a volcar todo su potencial ofensivo sobre el área de Bono, quien estaba empezando a tener el trabajo que le había faltado durante todo el encuentro.
Los sevillistas no estaban del todo cómodos y los primeros cambios de Lopetegui no parecían surtir el efecto que suelen hacer. Debía encontrar alguna solución pronto si no quería que el obús inglés le pasara por encima, pero ese empuje empezaría a tener respuesta y la única preocupación del técnico vasco pasaría a ser una posible lesión de Ocampos.
El Sevilla se levanta pero no es suficiente
Los andaluces estaban empezando a meter velocidad al esférico y los jugadores de Lampard empezaban a desesperarse por ver cómo su protagonismo se estaba perdiendo por completo. Faltaba un cuarto de hora de encuentro y los técnicos parecían no atreverse a mover fichas, ya que cualquiera de estas podía romper la dinámica de sus onces tanto para bien como para mal. Pero si por algo destaca Lopetegui es por apostar con todo en los minutos finales y así lo haría metiendo más potencial ofensivo para los últimos minutos.
A pesar de ello, las prisas se estaban apoderando de ambas plantillas y el gol parecía cada vez más lejano, mientras el reloj se iba acercando al final. Aunque eran buenas ideas, los errores se sucedían sobre el césped y el reparto de puntos parecía inminente. Los sevillistas lo intentarían hasta el último segundo del añadido pero el pitido final sonaría en un Stamford Bridge solitario.