El inicio de temporada del Real Zaragoza ya ha encendido todas las alarmas. Aunque el equipo que dirige Rubén Baraja comenzó más tarde la temporada y lleva, por ahora, dos partidos menos que la mayoría de sus rivales, el equipo no da síntomas de mejoría. Aquel equipo que comenzó la campaña sumando 7 puntos de 9 posibles -gracias a la alineación indebida del Alcorcón- no ha dado señales de avanzar hacia adelante. Y ahora pasa por una mala racha de resultados, pero también de sensaciones.
A apenas 24 horas de recibir al tercer clasificado, el RCD Mallorca, suma cuatro encuentros sin vencer. Cuatro encuentros con tres derrotas y un único empate -frente al Sabadell en un encuentro donde Cristian Álvarez salvó a su equipo de una derrota segura- son el bagaje de un equipo que ya ha encendido las alarmas. Más cuando ahora va a afrontar una semana con tres encuentros, recuperando uno de los que tiene pendientes.
De esta forma ya se empieza a hablar de un posible relevo en el banquillo. Lalo Arantegui no es partidario aún de ello. Aunque ya ha quedado demostrado en el pasado que su peso en estas decisiones, aún siendo importante, no es decisorio. El mayor ejemplo fue la temporada 2018/2019 cuando se decidió el cese de Imanol Idiákez tras 12 encuentros.
En el consejo y gerencia del club los nervios con los resultados y, sobre todo, el pobre juego desplegado no se ocultan. El hecho de estar al filo del descenso con 8 puntos puede ser el factor clave para el relevo en el banquillo. Esta semana con los partidos frente a Mallorca, Girona y Tenerife se antoja clave. Baraja podría tener lo que se conoce como ultimátum; o llega una notable mejoría en juego o resultados o el vallisoletano apunta a abandonar de forma precipitada el banquillo blanquillo.