El Sevilla consigue la remontada
Tras ir por detrás, los sevillistas conseguirían superar a un Celta luchador pero que no consiguió el premio de un punto al menos.
Los de Lopetegui volvían a su Estadio, tras este parón de selecciones, con una firme misión: encontrar la estabilidad con otra victoria. Las cosas no iban del todo bien y esta podía ser una buena oportunidad. En frente tendrían a un Celta con Coudet al frente del banquillo, quien debutaría buscando un triunfo siete partidos después. El argentino llegaba con la intención de cambiar la dinámica de un conjunto celeste que poco a poco se hunde en la clasificación pero tendría que verlo desde la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán, ya que su licencia aún no había llegado.
Un inicio inesperado
El inicio de los pupilos de Lopetegui había sido arrollador y ejemplo de ello serían las tres ocasiones claras que tendrían Óliver Torres, En-Nesyri y Ocampos nada más comenzar. Pero los gallegos no habían pillado la indirecta y terminarían pagando su relajación defensiva. Un centro de saque de esquina sería rematado por Diego Carlos que entraba al área pequeña como un obús y, aunque Rubén Blanco lo pararía, Koundé cogería el rechace para meter el balón dentro la portería con un guardameta ya vencido.
Lo que nadie esperaba en la banda sería lo que ocurriría cinco minuto más tarde. Vaclik cometería un error imperdonable que daría el empate a los visitantes, cuando precisamente no habían generado nada para conseguir el empate. Un centro de Hugo Mallo desde la banda se le escaparía al portero checo y, tras chocar el balón con el larguero, Iago Aspas solo tendría que empujarla.
El encuentro había comenzado muy vistoso para cualquier espectador pero se veía a un claro equipo superior, el Sevilla. Los de Lopetegui, pese a haber encajado un tanto, tenían el control absoluto del encuentro y no parecía que el conjunto de Coudet tuviese una idea clara para quitar esta superioridad. Cada llegada de los sevillistas era una ocasión de gol y el Celta parecía necesitar mucho para generar muy poco.
Los goles siguen llegando
Poco a poco el conjunto gallego iría despertando y, liderados por Iago Aspas, irían ganando metros por momentos a los andaluces. A pesar de ello, el control seguía siendo mayoritario de los locales pero aquella superioridad del principio había desaparecido, y las ideas no parecían estar tan claras. Lopetegui estaba intentando reactivar a los suyos pero su primera actuación real sería cambiar a Acuña, quien parecía no estar bien y haber recaído en su lesión.
El capitán celtiña sería quien lideraría a los suyos en otra buena contra. Ganando a Fernando con velocidad se enfrentaría a Vaclik en el mano a mano, ganándolo el checho, pero el problema era el rechace que quedaría otra vez dentro del área. Nolito, quien vistiera durante tres temporadas la elástica sevillista, marcaría a placer sin llegar a celebrarlo por respeto a su antiguo club.
Las lesiones también azotarían al equipo de Coudet, ya que al borde del descanso Aidoo tendría que ser reemplazado por Araujo. La defensa celeste no era precisamente lo mejor del equipo y habría que ver si la entrada del mexicano daba una mejora para contener a un Sevilla que tenía arranques que podían dar el susto a los visitantes. Pero cuando parecía Nolito podía dar incluso el tercero a los suyos, En-Nesyri sacaría un gran cabezazo a centro de Jesús Navas para marcharse con un empate a dos al túnel de vestuarios.
Los sevillistas buscan su tanto
La reanudación traería a un Sevilla más enchufado de lo visto durante la mayor parte de la primera mitad. El tanto del marroquí había dado alas a un equipo que parecía no estar bien al ir por detrás en el marcador. El Celta había dado de nuevo un paso atrás, tal y como hiciera en al principio de los primeros 45 minutos, algo que podía costarle un disgusto si empezaba a conceder tanto a su rival.
Pese a haberse encerrado atrás, Santi Mina e Iago Aspas estaban consiguiendo darle aire a los suyos en ocasiones gracias a sus contraataques. Los arietes celtiñas estaban dando problemas a la zaga sevillista y solo Vaclik estaba impidiendo que los visitantes se pusieran por delante de nuevo. Esto lo veían ambos técnicos y, mientras Lopetegui metía más pólvora arriba, Coudet trataría de reforzar su centro del campo para tener más presencia.
Los goles terminan llegando
La desesperación se iba apoderando de un Sevilla que iba viendo cómo los minutos pasaban y el gol no llegaba. Si no era por desacierto de los delanteros era por paradas de Rubén Blanco, pero la historia acababa siempre con el empate a dos aún en el marcador. Era por esto que Lopetegui no tendría otra que meter todo el desborde que había en su banquillo para los minutos finales, incluyendo al debutante Idrissi, que tendría sus primeros minutos con la elástica sevillista.
Pero cuando parecía que el asedio de los andaluces no iba a ninguna parte, un disparo desde fuera del área de Escudero les pondría por delante. Faltaban cinco minutos cuando el lateral la rompería dándole a Tapias, quien la desviaba lo suficiente como para dejar clavado a Rubén Blanco. El tanto sevillista había dado donde más dolía y ello se reflejaría uno minutos más tarde. Un contraataque posterior de Munir acabaría con el balón dentro de la portería, tras ser desviado nuevamente por un defensa.
Este mazazo final daría los tres puntos a un Sevilla que encontraba por fin la estabilidad con una nueva victoria que le daría la tranquilidad en Liga para afrontar su viaje a Rusia por Champions League. Por su parte, Coudet veía en primera persona por fin a los suyos y se hacía una idea de lo que podría necesitar en los próximos días para ir mejorando el juego de un equipo que vuelve a juguetear este año con el descenso.
