El inicio de temporada del Girona podría decirse que fue diseñado por su peor enemigo. Muchos baches y obstáculos en el camino que, aún así, el equipo sigue salvando para, a día de hoy, seguir dependiendo de sí mismo para poder estar en play-off cuando se ponga al día con el encuentro que le resta pendiente. Francisco ha logrado que su equipo tenga un gen competitivo excepcional. Una garra que en el Girona no se veía desde hacía varios años o incluso desde su estancia en categorías no profesionales.
Porque ya no es solo que la plantilla estuviese incompleta hasta el último día de mercado, cuando llegaron varios futbolistas. Es que después entre bajas por sanciones, lesiones, el coronavirus y partidos donde la suerte no estuvo de cara, el Girona parecía estar mucho más cerca de la zona baja, que de la alta. Algo que cabe recordar el club no puede permitirse debido al desfase económico que tiene que solventar a lo largo de esta temporada y para lo que mejor solución sería lograr el ascenso.
Pero esa tarea se le había puesto muy difícil al cuadro de Francisco. Los resultados adversos en las últimas jornadas parecían mermar a un grupo que ha sabido reforzarse solo. Llegaban al RCDE Stadium con nueve bajas, algunas de ellas muy sensibles. Tres de sus cuatro delanteros eran baja para medirse al líder. Aún así Francisco decía que «no firmaba el empate» y en el césped del estadio perico demostró el porqué de tal afirmación.
No solo fue el Girona el primer equipo en ganar al Espanyol en su casa. También fue el primero en hacerle dos goles por primera vez esta temporada. Fue el equipo que más le sacó las costuras al equipo de Vicente Moreno. Yo hace para situarse, con un partido menos, a tiro ya del play-off.