Hubo quien, algún mes atrás, dijo que el descenso a Segunda ‘B’ era la oportunidad perfecta para levantar de nuevo la casa deportivista desde los cimientos. Que un proyecto con presencia de la cantera con un rol quizá no protagonista por la exigencia del ascenso, pero sí importante, era la mejor opción. Transcurridos unas cuantas semanas desde aquellas afirmaciones, que incluso alguien del club llegó a proferir, está quedando patente que la realidad del Dépor es bien distinta.
El pasado domingo, en Guijuelo -donde el Dépor volvió a dar una pobre imagen-, Fernando Vázquez no alineó a un solo jugador gallego en el once. Cierto que si hubo canteranos, como es el caso de Mujaid, quien además fue triste protagonista por ser objetivo de insultos racistas; pero ningún jugador gallego. No fue hasta que poco antes del descanso el técnico de Castrofeito diese entrada a Álex Bergantiños se vio a un gallego con la blanquiazul.
Para ver eso hay que irse bastante tiempo atrás. 3 años y un mes concretamente. La última vez que el Dépor formó en un encuentro sin gallegos fue la campaña 2017/2018, la del descenso a Segunda. El equipo que entrenaba entonces Pepe Mel formó el 15 de octubre de 2017 en Ipurúa con la siguiente alineación: Francis, Juanfran, Sidnei, Albentosa, Luisinho, Fede Valverde, Borges, Guilherme, Cartabia, Emre Çolak y Andone. Más tarde, en el segundo tiempo, Lucas Pérez haría el papel que hizo Bergantiños en territorio chacinero.
Entonces a Pepe Mel se le preguntó por tal circunstancia. Una pregunta que no agradó al técnico madrileño, que se defendió apelando a su papel de entrenador y que buscaba la mejor forma de ganar. Sería cesado en la siguiente jornada tras perder 1-2 frente al Girona. Además, aquel encuentro en Ipurúa -donde debutó un canterano, Francis Uzoho- acabó en empate sin goles. Lo mismito que en el Municipal de Guijuelo.