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Un gato de nombre Garitano

Gaizka Garitano saluda a Míchel

El 2-0 al Huesca en San Mamés le dio a Gaizka Garitano su enésima vida como entrenador del Athletic,. Aunque parte de la directiva volvió a intentar imponer su opinión de que su cese es necesario para acabar con la mala dinámica del equipo, el técnico sigue en el cargo. Lleva varias semanas cuestionado desde dentro del propio club y del que tras cualquier mal partido o resultado adverso puede ser destituido.

Una situación que contrasta con la situación deportiva del equipo bilbaíno, en ocasiones apurada pero nunca desesperada y mucho menos peligrosa como para exigir decisiones traumáticas. Tampoco casa mucho ese permanente cuestionamiento de un tiempo a esta parte con la propia trayectoria del técnico de Derio, que salvó hace dos temporadas a los ‘leones’ de una seria amenaza de descenso, los ha tenido siempre peleando por un billete europeo, aunque sin conseguirlo, y los llevó a una final de Copa aún por disputarse y que desató la euforia entre los seguidores rojiblancos.

Pero a Garitano se le discute mucho en el entorno. Sobre todo por el fútbol que propone, no demasiado del agrado de los aficionados ya desde que cogió al equipo hace ahora dos años, y últimamente también por declaraciones públicas en las que denota cierta falta de confianza en la plantilla. Así, el técnico vasco vive en el alambre y cualquier golpe de viento puede derribarle. Especialmente partidos como el último, un choque penoso ante el Huesca que al final logró ganar el Athletic en los últimos minutos gracias a un penalti a Kenan Kodro, que transformó con autoridad el propio internacional bosnio. Hasta ahora futbolista con poco protagonismo en un equipo al que llegó unas semanas después que Garitano.

El tanto en el añadido de Unai Nuñez, también secundario aunque con un rol más relevante de tercer central, apañó un resultado exagerado. Un choque en el que el Athletic pareció acusar el tremendo esfuerzo de tener que jugar el pasado martes casi todo el partido con uno menos ante el Real Madrid en Valdebebas.

Fue casi heroica la resistencia bilbaína en el Alfredo Di Stéfano. Hasta el punto de tener una ocasión clara para empatar por segunda vez el choque en el descuento. Pero Thibaut Courtois sacó una mano salvadora a un buen disparo de Mikel Vesga y Karim Benzema sentenció a la contra el cuarto partido sin ganar de los visitantes.

Una racha con tres partidos fuera con buena imagen en Getafe (1-1), Mestalla (2-2) y Valdebebas (3-1) afeados por una derrota clara frente al Celta en San Mamés (0-2), que dejaba a Garitano ante el Huesca casi en la misma situación que cuando superó su primer ‘match ball’ ante el Betis. Hace seis jornadas.

En aquella ocasión, el técnico respondió con una alineación revolucionaria. No jugaron los García, Dani y Raúl, que logró una convincente goleada (4-0) liderada por el ‘Bufalo’ Asier Villalibre, aún sin marcar.
Ayer Garitano encrespó los ánimos de los aficionados con un doble pivote Dani García-Vesga que no les gusta nada y además tiene muy malas estadísticas. Reculó en el descanso y el equipo salvó los muebles al final.

Lo hizo de nuevo sin los García sobre el terreno de juego. Pero también sin el capitán Iker Muniain y sin la estrella Iñaki Williams, a los que acababa de sustituir. Y asimismo sin Villalibre, al que también había relevado, en su caso lesionado. Salió Kodro y dio otra vida a Garitano. Aunque sin el consenso que merece una victoria, parece que le durará por los menos hasta el martes en Villarreal.

Con una presumiblemente agitada Asamblea General el domingo siguiente, ese encuentro en La Cerámica puede ser el decisivo para el técnico de Derio. Obligado a ganar o al menos agradar mucho con su propuesta para gozar de una vida más. La enésima.

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