Mientras los Celtics barrían sin piedad a los Cavs en el Boston Garden (103-141), Jaylen Brown ejecutaba una actuación magnífica, aprovechando cada momento en cancha como si el tiempo transcurriera más lentamente cuando el balón llegaba a sus manos
La demostración de JB , que anotó 33 puntos, aderezados con 3 rebotes, 2 robos y una asistencia, merecen por si sóla una mención aparte, ya que le convirtieron en el mejor jugador del encuentro, de largo. Sin embargo, esa no es una gran noticia.
Veinte minutos a velocidad warp
Acostumbrados ya al gran arranque de campaña del alero de Georgia, que anoté más de 30 puntos no es más que otro día en la oficina para la otra mitad de los Jays de Boston. Lo llamativo de la hazaña es que le bastaron 19 minutos y 14 segundos para conseguirlos. A (casi) canasta por minuto, Brown parecía estar desafíando el espacio-tiempo.
De este modo, el joven alero (24) de los Celtics, sumó con una facilidad insultante una cifra por encima de los 30 tantos, con un porcentaje de acierto del 65% y en un tiempo récord. Y fue precisamente el tiempo lo que marcó la diferencia anoche. Nadie había conseguido tal marca, superando los 30 puntos conseguidos por Kevin Durant en 2014, que son palabras mayores. Y es que quizás el privilegiado cerebro de este magnífico jugador también es capaz de desafiar las leyes de la física y jugar a velocidad warp. Puede que los Celtics tengan en Tatum a su Capitán Kirk, pero si alguién puede interpretar al imprescindible Spock, desentrañando la esencia misma del baloncesto, ese es sin duda Jaylen Brown.
Una nueva generación de jugadores se ha establecido en la NBA, jugadores versátiles y descarados, llamados a liderar la competición en los años venideros. Y si hay uno que demuestra una evolución imparable, una enorme capacidad de aprendizaje y una personalidad a prueba de esteriotipos, ese es Jaylen Brown. Ayer demostró, de nuevo, que el futuro es suyo.