Muchas han sido siempre las marcas que han ansiado vestir y proteger las armas artísticas de los futbolistas. Los pies, sagrados en el mundo del balón, han sido objeto de deseo de las grandes corporaciones para vestir de seda las herramientas futbolísticas. Ahora, es una guerra comercial en la cual, Puma, Adidas y Nike se distribuyen los futbolistas de más quilates, pero vamos a retroceder hasta el inicio de las botas de fútbol y su valor comercial.
El inicio de las botas de fútbol se aleja totalmente de la concepción actual que tenemos sobre ellas. El nacimiento del fútbol vino acompañado de cualquier calzado que ayudase a proteger el pie de golpes y nadie se dijaba en lo estético o la calidad del calzado, simplemente era una herramienta protectora. Las botas fueron avanzando hasta establecerse un diseño de cuero con la punta de acero y unos tacos para dar estabilidad al jugador.
Durante los primeros años, no cambiaron mucho, pero la segunda guerra mundial fue un punto de inflexión. En América empieza a interiorizar el concepto de arma para referirse a las botas y así se empiezan a hacer botas más ligeras para poder dar ventaja al jugador. Con esta idea, se extrapola a España la conciencia generalizada de que, si la bota es más blanda, el jugador puede moverse con más agilidad.
Así se empiezan a hacer botas mucho más ligeras y de un material menos pesado. La punta para a ser dura y la bota flexible para que los jugadores puedan mover el pie sin ningún problema. En estos momentos entran en juego los hermanos Adi y Rudolf Dassler, futuros creadores de Adidas y Puma. Ambos implantan unos tacos con clavos en las botas para que el jugador pueda estar cómodo sobre el césped.
En esa época, las botas de los jugadores de primer nivel se fabricaban de manera artesanal y cada jugador pedía una bota exclusiva que se moldease a lo que quería el jugador. Todos usaban material de calidad porque era algo muy importante a la hora de jugar. Una vez fabricadas, se usaban durante algunos entrenamientos para adaptarse a la bota y luego se trasladaba al partido.
Con la nueva concepción de la bota, empieza una batalla entre marcas. Todas quieren ser las poseedoras de las mejores botas para vestir a los mejores jugadores. Empieza aquí una guerra tecnológica entre Adidas, Puma y Nike. Las tres grandes marcas cogen como clave el Mundial de 1970 y las botas adidas se llevaron la mejor valoración con sus botas. A partir de ahí, la guerra se vuelve cruel y hay una batalla completa en generar la mejor bota posible que se amolde al jugador.
No es hasta los 90’ cuando Adidas vuelve a innovar y se saca de la manga las Predator. Una bota mucho más ligera y que intenta complementar la fricción entre bota y balón. Pero, Nike decide dar un golpe sobre la mesa y genera la bota más ligera nunca fabricada. Con la tecnología láser, Nike se puso un paso por encima de sus competidores y se llevó a jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo.
Sin embargo, Adidas no se quedó de brazos cruzados y empezó a generar botas de fútbol que seducían a jugadores del nivel de Kaká o más actualmente, Messi. Dentro de esta batalla, Puma ha sido el último que ha sido capaz de toser a los dos gigantes. Neymar, Griezmann o Suárez visten sus armas con los tejidos del animal más ágil del planeta, dejando en esta marca como el fabricador más importante del momento, pero la batalla sigue.