Este viernes saltaba la sorpresa, o quizá no tanto, en el Deportivo Alavés. Iñaki Alonso presentaba su dimisión como entrenador del filial babazorro. El técnico del Miniglorias, que llevaba al frente del filial del Deportivo Alavés desde marzo de 2019, pero llevaba en la estructura del club desde 2017 cuando asumió la dirección del cuadro croata del NK Rudes, club convenido con el Alavés.
La dimisión causó cierta sorpresa. Pero lo cierto es que las desavenencias venían de atrás y han acabado en un divorcio amistoso, pero con cierto agitación. Sobre todo por los verdaderos motivos del durangarra para dimitir, que no son otros que el constante debilitamiento que ha sufrido la plantilla del Miniglorias. Desde otoño hasta ahora, Iñaki Alonso ha visto como en pocos meses ha perdido cuatro jugadores.
Ante la imposibilidad de dar salidas en el primer plantel para liberar masa salarial, el club decidió dar salida a Viti y a Lupu; dos de los pilares para el técnico del Miniglorias. A ellos se une el caso de Abdellahi, quien está apartado de la dinámica del primer y segundo equipo al negarse a renovar. Por último, las convocatorias de Abqar y Keller con el primer equipo de forma regular debilitan más aún el plantel del segundo equipo.
Hasta aquí todo parece lógico, pues al fin y al cabo, el filial está en primera instancia para nutrir al primer equipo. Pero en el club el objetivo con el Miniglorias es que esté el próximo año en la Primera RFEF (la Pro como se le llama coloquialmente). Sergio Fernández y Óscar Garro quieren al filial en esa categoría y es el objetivo deportivo que se ha marcado. Pero ese es un objetivo que Iñaki Alonso no ha visto nada claro poder cumplir, de forma que se ha hecho a un lado. El tiempo, como indicó en su nota de despedida, dirá si la decisión ha sido acertada o no.