Cada deporte tiene sus tradiciones. La NBA tiene marcado en rojo en el calendario el All Star Game. Una celebración que se ha mantenido desde 1951 y que, en su 70 cumpleaños, puede faltar a su habitual cita de mitad de temporada por segunda vez en la historia de la liga.
La celebración del fin de semana del All Star ha ido evolucionando durante el paso de los años, añadiendo actividades y concursos al partido de exhibición entre los mejores de la NBA. Un encuentro cada vez más discutido, por la evidente falta de competitividad, pero que tan sólo se ha cancelado en 1999 (temporada del lock-out).
Celebración en el aire
El reciente anuncio de su posible celebración en Atlanta ha sorprendido a propios y a extraños. Desde el inicio de temporada parecía casi seguro que el parón de mitad de curso quedaría reservado para el descanso de los jugadores y el tradicional mercadeo de traspasos, pensando en los playoffs. Sin embargo en las oficinas de la liga no renuncian a disputar el encuentro, aunque sea únicamente el acontecimiento principal, y a sus beneficios económicos.
Y es que, más allá de los ingresos directos, la capacidad de promoción de la liga en un año tan complicado hace que Adam Silver valore todas las estrategias para mantener enganchado al público.
Nuevas estrellas y grandes contratos
Como cada año, nuevos jugadores llaman a la puerta de este partido con fuerza, trayendo consigo aire fresco al star system de la NBA. Entre los que más méritos están haciendo, cabe destacar a Jaylen Brown, Domantas Sabonis, Buddy Hield o Julius Randle. En primer lugar, tanto el alero de los Celtics como el pivot lituano, han construido su juego a través del trabajo duro y una evolución tan constante como imparable. Ambos son ya estrellas de facto y tan sólo precisan del bautismo del All Star para confirmar su brillo.
Otros, como Buddy Hield y Julius Randle, han conseguido alcanzar la regularidad suficiente como para confirmar sus cualidades. Así como el juego del alero de Bahamas ha madurado y alcanzado una gran solidez, la cabeza del talentoso pívot tejano parece asentarse, por fin, sobre sus amplios hombros.
En todo caso, lo que también se pone en liza son unos jugosos aumentos de sueldo, de más de 1 millón de dólares en muchos casos, además del prestigio deportivo, a falta de la habitual fiesta por y para los jugadores y aficionados de la NBA. El anuncio del quinteto inicial depende de la decisión de los aficionados (50%), mientras que la otra mitad recae, a partes iguales, entre la prensa y los propios jugadores. El resto lo decidiran los entrenadores, como es tradición. Así pues, se juegue o no el partido, toda la liga estará pendiente de la lista de elegidos.