Si hace exactamente 12 meses, antes de que el coronavirus fuese el auténtico gen desestabilizador de todas nuestras vidas, a un aficionado del Atlético de Madrid le dicen que Thomas Lemar iba a ser un jugador clave en el Atlético de Madrid, éste no daría crédito. Pero tal es la situación que en este cuadro colchonero que lidera casi con puño de hierro la liga, que es así.
Desde el derbi ante el Real Madrid el pasado mes de diciembre, el galo se convirtió en indiscutible para Simeone. Un cambio de parecer y de rendimiento que va a asociado a la nueva posición que ocupa en el campo. Pegado a la banda, posición para la que se le fichó dicho sea de paso, el galo ser diluía y desaparecía; se convertía en intrascendente. Sin embargo, desde entonces Lemar ha dejado muestras de ser un jugador que, cuanto menos, puede justificar parte de la fortísima inversión hecha en su fichaje.
En esta campaña suma un total de dos goles y tres pases de gol en este curso. En cifras es ya el mejor año para Lemar desde que aterrizase en al Atlético. Suma la mitad de todos los pases de gol que dio en las dos anteriores temporadas y casi la mitad de goles. Números que una vez que se recupere de la COVID-19 seguramente aumentará porque el Atlético, a tenor de los resultados, lo necesita.
No en vano, el Atlético en liga solo ha cedido la victoria en cuatro choques. Una fue la mencionada derrota, única en liga, frente al Real Madrid. Ese partido Lemar jugó y estuvo al paupérrimo nivel del resto del equipo. Pero ha habido otros tres que se ha perdido y en los tres el Atlético cedió dos puntos. Fueron este lunes frente al Celta y semanas atrás frente a Huesca y Villarreal. El factor común en todos ellos era la no presencia del galo en el equipo.