Jornada agridulce para los representantes asturianos en el fútbol profesional. El Sporting sigue en un gran momento de forma. Tercera victoria de forma consecutiva para afianzarse en playoff y poner tierra de por medio con sus perseguidores en la lucha por la zona noble. Un equipo, el de Gallego, al que se antoja complicado superar. Una versión sólida que tiene, entre sus mayores culpables, a un Mariño que da puntos jornada sí y jornada también. Suma, por cierto, cuatro porterías a cero de forma consecutiva. Un gran momento justo antes de recibir al Espanyol en un partido vital.
Momento bien distinto se vive en el Real Oviedo. Los azules se dejaron dos puntos en Fuenlabrada en un encuentro que tuvieron de cara la mayor parte del tiempo. Se pusieron por delante en dos ocasiones y vieron como el rival se quedaba con uno menos, pero no fue suficiente. El cuadro de Ziganda concedió dos goles evitables que le impidieron sumar el triunfo. Pese a todo, el cuadro carbayón debe pasar página cuanto antes y centrarse en el decisivo encuentro frente al Zaragoza en el Tartiere.
Tres puntos, que no es poco, y basta
- Tres puntos y seis de sutura: El partido en el Carlos Belmonte da para muy pocas conclusiones. El Sporting no hizo un buen partido. Lejos de las áreas, donde algunos filósofos de este deporte dicen que se forjan los grandes hitos, el equipo de David Gallego no estuvo bien. La salida de balón y de construcción de juego volvió a ser deficiente y algunos jugadores volvieron a estar muy lejos del nivel que, no solo se les presume, sino que han demostrado tienen. Sin embargo en estos partidos se forjan las grandes temporadas cuando se sacan adelante sin brillo. Algo que logró Babin con su gol, tres puntos y seis adicionales de sutura en su cabeza.
- Las áreas siguen siendo un patio de juegos: El Sporting sigue sin tener lustre en ciertas parcelas del campo, donde comete errores. Pero donde minimiza estos es en las áreas. Especialmente en la propia. A pesar de que hay acciones en las que en el flanco izquierdo se ofrece algunas dudas con Marc Valiente y Saúl García, ambos acaban siendo lo suficientemente resolutivos. En el área opuesta el equipo gijonés no tuvo la pegada que acostumbra ya que pudo haber ‘matado’ el partido en varias acciones. Pero lo que no es discutible es que en la primera que tuvo se fue para la jaula.
- Los cambios aportan: Lo que sí se pudo ver en el Carlos Belmonte es que los cambios si fueron efectivos. Las entradas de Pedro Díaz y Aitor García mejoraron a los hombres que sustituyeron por poner un ejemplo. Ambos salieron para tener más fluidez y buscar cerrar el partido ante un rival en inferioridad y que tuvo que volcarse. Ese objetivo lo lograron, pero faltó la finalización bien por errores propios en decisiones o méritos del rival que bien por medio de Tomeu Nadal o Gorosito evitaron goles cantados que hubiesen cerrado el partido. La realidad es que el sufrimiento del Sporting llegó más por lo estrecho del marcador que por el partido en sí.
- Licencia para soñar con el ascenso directo: Los tres puntos en Albacete y el resto de resultados de la jornada hacen que el Sporting pueda permitirse soñar con el ascenso directo. Reciben este domingo al Espanyol en El Molinón en un partido clave para ello. Si vencen los de David Gallego en su casa, donde nadie ha ganado, se permitirán el soñar con ese ascenso directo. En cualquier caso, el equipo está afianzado en play-off más que la jornada pasada tras la derrota del Rayo Vallecano. Eso le permitirá afrontar ese encuentro frente a los pericos sin tener que preocuparse de sus perseguidores; al menos durante una semana.
El Oviedo desaprovecha su momento
- Ocasión perdida. Empate entre los dos equipos que más empatan en Segunda División. Pero en esta ocasión, el equipo se vuelve a quedar con la sensación de haber perdido dos puntos. Y ya son varios encuentros en los que ocurre esto. Los azules llegaron a Fuenlabrada con la opción de dar un salto cualitativo y dejar el descenso a una distancia considerable. Y lo tuvieron de cara en la mayor parte de los minutos del encuentro, pero no aprovechó su momento para matar el partido. A los asturianos se les escapó el encuentro en las acciones donde el Fuenlabrada se muestra más poderoso: el balón parado y las segundas jugadas.
- La falta de contundencia en las áreas. A lo largo de un partido, todos los equipos cometen multitud de errores. El problema radica si estos desaciertos se producen de forma constante en los metros decisivos del terreno de juego. Y ahí el Oviedo volvió a estar fallón. Tras adelantarse en el marcador, los de Ziganda dispusieron de ocasiones más que suficientes para aumentar su renta. Pero no acertaron y concedieron un gol tras un saque de esquina en el que faltó contundencia a la hora de despejar y se produjeron graves errores en las marcas. Tras volver a adelantarse en una buena jugada, el cuadro madrileño empataba de nuevo en una jugada en la que muchos achacan a los futbolistas del Oviedo pasividad y falta de concentración en las vigilancias.
- Fragilidad atrás. Quizás lo que más pueda doler de lo comentado anteriormente es la facilidad con la que el equipo encaja. Una losa que lleva persiguiendo a los azules mucho tiempo y que le ha impedido sumar bastantes más puntos de los que tiene. El Oviedo, que no es de los equipos que más concede, sí paga muy caros los goles que encaja. Porque, si no tienes un ataque que marque diferencias, es necesario ser fuerte en la parte de atrás. Y los goles de ayer vuelven a dejar una sensación amarga. Uno a balón parado y el otro en una falta de tensión que preocupa.
- Zaragoza en el horizonte. Está claro que el duelo ante el Zaragoza se presenta como un partido muy importante. En primer lugar para aumentar el colchón con el descenso, pero también para dejar, presumiblemente, a un rival directo a una cantidad de puntos notable. Eso sí, a Ziganda le tocará cambiar, al menos, dos piezas del puzle. Porque ni Tejera ni Mossa estarán sobre el verde del Tartiere ante los maños. Ambos cumplirán ciclo de sanción, y lo harán en un partido trascendental.