Sporting y Espanyol firman tablas en El Molinón

Un día después de que se cumplieran tres años desde el fallecimiento de El Brujo, el Sporting volvió a pelear por la victoria sobre el verde de El Molinón. No pudo llevársela, pero Quini estaría orgulloso. Más si cabe después de ver cómo su equipo sumaba un punto ante el gigante de la categoría y se consolidaba en zona de promoción.

La primera mitad comenzó con un ritmo frenético. Las imprecisiones se sucedieron por parte de ambos equipos durante los compases iniciales del encuentro. Sin embargo, el Espanyol pareció hacerse con la iniciativa. Así, en una bonita jugada combinativa, los discípulos de Vicente Moreno asestaron el primer golpe. Melendo, mirando al frente y con la portería de cara, vio perfectamente a Pedrosa, al que nutrió de un genial envío al espacio. El lateral cedió atrás y la pelota llegó a Embarba, que remató mordido sin que Valiente ni Mariño pudiesen despejar. Era el 0 a 1 cuando apenas se habían disputado 12 minutos de juego. Y venían más curvas.

El Sporting pudo venirse abajo, aunque asomó la cabeza. A pesar del resultado y de que el Espanyol había comenzado muy bien el partido, una genialidad de Djuka niveló la balanza. En el minuto 22, el delantero balcánico arrancó desde el flanco izquierdo y fue ganando metros. David López no atinó a robarle la cartera, lo que aprovechó el 23 para soltar un latigazo con el interior de su bota derecha que se coló en la portería de Diego López tras tocar en el palo. 1 a 1. Golazo. Y partidazo.

Después del empate, el cuadro asturiano pareció ganar confianza. Espoleado por sus laterales, los hombres de Gallego fueron a por el segundo, pero ambos conjuntos se desactivaban entre sí. De cualquier modo, antes de que llegara el intermedio, hubo tiempo para un nuevo susto para el bando periquito. En una incursión por banda derecha, Aitor centró raso para Gaspar, cuyo remate rebotó en su mano. El canterano sportinguista pudo embocar a la postre, pero su tanto sería anulado a instancias del VAR.

El segundo período daría comienzo con la misma tónica que los primeros 45 minutos. El Espanyol llevó la batuta y a punto estuvo de adelantarse en el marcador. En el minuto 51, Puado, muy activo y, para un servidor, el mejor del encuentro, encaró a su par y puso un buen balón a Dimata, que remataría fuera. Ocho minutos después, sería el delantero catalán quien errase su oportunidad tras una buena jugada colectiva. Mientras tanto, el Sporting no pudo más que resguardarse, protegerse y esperar su ocasión.

Los minutos sucesivos se desarrollaron conforme a lo que aconteció durante la primera mitad. El Espanyol, más asentado, gozó de las mejores oportunidades. En el minuto 76, Embarba probó a Mariño, que despejó. El rechace le cayó a Óscar Gil, que de un zambombazo hizo temblar el larguero de la portería gijonesa. Más tarde la tendría Melamed, pero su cabezazo saldría fuera desviado.

El Espanyol se quedó ahí. Cuando todo apuntaba a que los minutos finales serían de agobio para los rojiblancos, el cambio de Carmona, unido a la entrada de Pedro y Nacho Méndez, pausó el juego y permitió al Sporting ganar en calma y sosiego para rasear el esférico hasta que el árbitro señaló el final del encuentro.