Dice el refrán que ‘a toro pasado todos somos Manolete’ cuando analizamos decisiones del pasado que se tomaron sin saber cual podría ser su impacto real. Tiempo después, cuando esas decisiones han resultado no ser las mejores, se tiende a juzgar de forma claramente ventajista e injusta. Pero esto es lo que está pasando en el Cádiz con Bryan Gil, recientemente convocado por la Selección Española. Y es que el extremo zurdo cedido en el Eibar no está jugando en el Cádiz, cuando bien pudo ser así.
En verano se supo de la posibilidad de que el de Barbate acabase siendo el inquilino de la banda izquierda del Ramón de Carranza. Se dijeron muchas cosas; como que el jugador no quiso o que incluso el Sevilla exigía condiciones que se antojaban difíciles de aceptar. Ninguna de las dos es cierta o al menos completamente. Según El Desmarque la realidad es que fue el propio club cadista el que rechazó un ofrecimiento del Sevilla en las mismas condiciones que ahora disfruta el Eibar.
El encargado de dar esa negativa fue Álvaro Cervera. El técnico supo de primera mano la posibilidad de que Bryan Gil vistiese la camiseta del Cádiz cedido por el Sevilla, pero tal cual lo supo, rechazó su incorporación. La razón no es otra que su falta de sacrificio defensivo, donde tiene un claro debe a mejorar. Esto es algo que su actual entrenador, José Luis Mendilibar, ha afeado incluso públicamente en alguna ocasión. Pero el propio entrenador vasco ha resaltado que está en esa fase de formación en la que sin error no va a haber mejoría. Por eso Bryan Gil sigue siendo indiscutible en el Eibar.
Cervera no quiso tener que ejercer ese papel y prefirió incorporar a Jairo Izquierdo. El tinerfeño, que había estado en la campaña 2019-2020 en el club, era más de su gusto. Consideraba el técnico cadista que podía ofrecer un papel similar en ataque y ayudaría más en la facete defensiva y táctica. A toro pasado, todos vemos que quizá el cántabro fue demasiado estricto e inflexible en su planteamiento, pero todos somos Manolete ahora mismo.