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Bisonte Dort, canibalismo y el VAR

Alguacil y Silva en la celebración de la Copa del Rey. Fuente:https://twitter.com/rfef

No fue una final típica. Sevilla, lluvia, gradas vacías. La pandemia nos ha privado de nuevo de disfrutar otra fiesta del fútbol por culpa de los «dirigentes» del cortijo. Tuvieron un año para organizar una final segura, en un espacio al aire libre, con medidas que garantizasen la seguridad. Pero para experimentos ya está la música con conciertos en recintos cerrados. Parece que no renta en el deporte que más dinero mueve del mundo volver a las canchas.

Y es que una final que comenzó algo descafeinada tuvo como protagonista el VAR. En otras circunstancias hubiéramos tenido maratones de protocolos, revisiones y videoarbitrajes. Aunque este fin de semana no tocó. Pero antes de entrar, analizaremos lo sucedido:

Minuto 57, Mikel Merino filtra un fantástico pase para dejar solo a Portu frente a Unai Simón, pero Íñigo Martínez derriba al atacante cuando impacta en la pierna izquierda del jugador txuri urdin. Estrada Fernández rápidamente señala penalti (nadie tiene dudas) y muestra  en el momento la tarjeta roja. Aquí entra en función el videoarbitraje, comandado en esta final por Iglesias Villanueva, siendo el AVAR González González.

Después de varios minutos de revisión, el colegiado de la sala de monitores decide de forma coherente que el colegiado catalán revisara la jugada en la pantalla ya que Íñigo es el último hombre, sí, pero el factor determinante es que Portu aún no tiene la pelota controlada e Íñigo Martínez realiza el penalti con disputa del balón. Por lo que el re-arbitraje es correcto y a pesar de ser una ocasión manifiesta de gol, la amarilla es la sanción en este tipo de jugadas. Si Íñigo Martínez lo hubiera detenido sin intención de disputar el balón (una patada a la altura de la rodilla, un agarrón con el jugador sobrepasado) si hubiera sido lógica la roja.

El VAR, el «estamento» arbitral (etiqueta más propia de siglos pasados) tienen mucho que mejorar, sí. Pero cuando se hace bien, se debería de poner en valor y no pasarlo de puntillas ya que una decisión desacertada en un partido de tal calibre podría haber tirado por la borda mucho más que un simple título.

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