El Chelsea hace el trabajo en el Di Stéfano
Los primeros compases fueron para el conjunto blue que pilló adormecido a los de Zidane y abrió rápidamente el marcador. La distancia pudo ser mayor pero Courtois volvió a salvar a los suyos. Una genialidad de Benzema deja abierta la eliminatoria con cierta ventaja para el conjunto inglés.
Primera de las semifinales de esta edición de Champions acabada en empate entre dos equipos que fueron de más a menos en cuanto a intensidad y ocasiones. Debido a la polémica levantada durante la previa del encuentro, Makkelie demostró personalidad y profesionalidad, realizando un arbitraje de sobresaliente.
Primera parte abierta
Los de Tuchel sabían de la importancia de marcar fuera de casa y lo intentaron desde los primeros minutos. Courtois salió a quemarropa para detener un remate de Werner que tenía toda la portería para él, pero el meta belga achicó espacios con todo. Quien no falló fue Pulisic en el ’13 cuando le ganó la espalda a los centrales blancos, se plantó en el área y con un buen recurso, se zafó de Courtois para anotar el primero del partido.
Poco a poco los locales fueron entrando en dinámica y arriba emergió el de casi siempre. En el minuto 22 Benzema avisaba con un disparo que se topó con la madera para que en el ’28 recogiera un cabezazo de Casemiro al corazón del área pequeña, parase el tiempo en Valdebebas, bajase el balón con el pecho y a la media vuelta clavara la pelota en el fondo de la red.
El ritmo frenético de la primera hora de juego fue bajando, aunque el partido se presuponía mucho más abierto de lo que se podía esperar al ver las formaciones de ambos equipos antes del partido. Con el marcador en tablas los jugadores enfilaban el túnel de vestuarios con un aguacero fortísimo cayendo en la capital española.
No hubo más
La segunda parte fue mucho más relajada. Ninguno quería cometer errores y se vio desde la primera jugada. La pelota estaba disputada, aunque los blues se veían algo más sueltos con ella. A falta de veinticinco minutos para el pitido final, Zidane y Tuchel decidieron cambiar piezas del tablero y llegó Hazard para verse las caras contra su ex equipo. La figura del belga fue pasajera, no siendo determinante ni claro partícipe en la mayoría de jugadas del conjunto blanco. El partido no tuvo más sobre el césped del Alfredo Di Stéfano, donde un nombre sobresalió por encima de todos: Kanté. El francés fue el todoterreno perfecto para sostener y equilibrar a un Chelsea que parte con cierta ventaja para la vuelta.