Desde hace meses el nombre de Kieran Trippier es actualidad en el Atlético. Tras la sanción por apuestas impuesta por la FA y con el ‘compadreo’ de la FIFA, se unen los incipientes e incansables rumores de equipos de la Premier League interesados en su fichaje. Han sido varios, pero en el Atlético siempre han cerrado la puerta a cualquier negociación exigiendo su cláusula de rescisión que alcanza los 60 millones.
Sin embargo el hecho de que no hubiera negociación para una extensión de contrato, siempre causa incertidumbre al ver que su contrato expiraba en 2022. Pero eso era pasado. Porque el domingo, tras completar el partido contra Osasuna, su contrato ya no expira en 2022 sino en 2023, al renovar de forma automática por un año más por minutos y partidos jugados. Aunque el Atlético no lo ha hecho aún oficial, el inglés ya ha alcanzado los guarismos para lograr activar esa cláusula.
De esta forma, aunque la tranquilidad no será absoluta en este mercado con los posibles equipos que puedan pretender a Trippier, si le da al Atlético una mayor fuerza negociadora. Podrá forzar a esos pretendientes a poner una cantidad muy alta encima de la mesa si quieren llevárselo. Algo, a su vez, que no debe ser descartable dado que la próxima temporada el británico ocupará plaza de jugador extracomunitario.