Las relaciones siempre son únicas y exclusivas. Más sencillas, más complicadas, más bonitas o menos brillantes. Cada relación es un vasto mundo por descubrir. Tal es así que solo hay dos certezas que se repiten en todas y cada una de ellas: todas tienen un principio y un final. Y según parece, el fuerte vínculo que unía al Real Madrid y a Zinedine Zidane, ya forma parte de la historia.
El idilio entre club y futbolista comenzó en 2001, gracias a la intervención de un tercero cuyo papel también ha terminado por ser decisivo en esta ruptura: Florentino Pérez. El flechazo fue inmediato, digno de película: el Presidente, al más puro estilo hollywoodiense, le ofreció al francés una servilleta en la que le prometía ser la joya de la corona, por entonces conocida como Los Galácticos.
Desde el sí quiero, el francés, al igual que hizo con Florentino, encandiló a los miles de aficionados que acudían cada fin de semana a ser maravillados por un nuevo truco del ilusionista galo. Como si de un mago se tratase, cuya función se desarrollaba cada semana en su casa, el Santiago Bernabéu. El mismo estadio que en 2005 lloraba amargamente la retirada de su ídolo. Una retirada en la que el futbolista no exigió ni un solo céntimo del contrato que le quedaba por cumplir, algo que ha terminado siendo una constante.
A pesar de esa amarga despedida, el francés y el club siempre han estado unidos por un fino pero irrompible hilo rojo. Y es que la leyenda del madridismo ha pasado por la asesoría técnica del club antes de llegar a los banquillos. La misma estrecha relación que ha tenido el francés con el club, la ha tenido con el éxito. Estuvo presente en la consecución de La Décima como segundo de Ancelotti. Y lo que ocurrió a principios de 2016 es algo que ya todo el mundo conoce: tres Champions League consecutivas, algo que nadie en la historia había conseguido.
Sin embargo, por desgracia, nada en la vida dura para siempre. Tras la que fuese probablemente la etapa más gloriosa de la etapa del Real Madrid, Zidane decía adiós. Segunda despedida, trece años después de la primera, pero que dejaba un mismo rastro: una afición que despedía con tristeza a la figura que había devuelto al club al Olimpo futbolístico.
Casualidades de la vida, tres años después de aquella despedida en la sala de prensa de la que había sido su casa durante tres años, el francés ha vuelto a despedirse del madridismo. Pero esta vez poco o nada ha tenido que ver con aquella. De los elogios mutuos, un Florentino al borde de las lágrimas o la promesa de que se trataba de un hasta luego, poco queda a día de hoy. A través de una carta, el francés ha dejado claramente señalados a los responsables de su salida. Algo que ha caído como un jarro de agua fría en la cúpula merengue.
En el Comunicado Oficial que anunciaba su ruptura, el club dejaba claro que era Zidane el que quería marcharse. En la carta, es Zidane el que deja claros los motivos que le han llevado a separar su camino del club al que en diversas ocasiones se ha referido como «lo mejor que le ha pasado en la vida». Todo ello, eso sí, desde el profundo respeto y admiración que Florentino y Zinedine sienten el uno por el otro.
Pero la realidad es que ni siquiera esta amarga despedida empañarán el legado que Zidane deja en el club blanco. Conviene recordar que fue él quien marcó el gol de Glasgow, quien vino a apagar el incendio que Rafa Benítez dejó en su paso por la Casa Blanca, y quien volvió en 2019 para recoger a un equipo por entonces hecho pedazos.
Porque no se marcha simplemente el entrenador de las tres Champions. Zidane es mucho más que eso. Una de las tres figuras más importantes en la historia del club por su labor sobre el césped y desde el banquillo. Y no porque lo diga nadie, sino porque los hechos quedan ahí.
El madridismo estará eternamente agradecido, Zizou.
Por @diegoaguado97