Ya lo decía Tom Hanks en la película Forrest Gump, la vida es como una caja de bombones, nunca sabes cuál te va a tocar.
Precisamente eso es lo que le ha pasado a Lucas Vázquez, hace prácticamente un año, estuvo a punto de coger el bombón Nescafé, ese que le habría llevado a Qatar para ganar un sueldo que lo habría brindado en oro, si es que no lo está ya, y le habría solucionado la vida a él y a su descendencia. Pero él, con 29 años, prefirió quedarse, sabedor que era un soldado del ya ex entrenador, Zidane. Quiso agotar su última opción para seguir con su sueño, que no era otro que coger el bombón que él deseaba, el de chocolate blanco, mientras tanto, lo seguiría saboreando.
Tras la marcha del francés, quedaba por saber si con el nuevo entrenador, Ancelotti, seguía entrando en los planes blancos, recordar que no llegaron a coincidir puesto que cuando el extremo entraba por una puerta, el técnico italiano salía por la otra.
Hubo momentos, siguiendo con el símil de los bombones, que parecía que Lucas iba a coger cualquier otro, todos muy atractivos, se llegó a especular con que podría elegir el de sabor a fresa e irse a vestir la camiseta del Bayern Munich, también tenía otro con la forma de la Torre Eiffel e incluso tenía la posibilidad de quedarse en Madrid si hubiera querido elegir el de nata con fresa, este último lo descartó inmediatamente por su amor incondicional a la camiseta blanca.
La lesión
Lucas seguía luchando, corriendo y jugando, demostrando su polivalencia y convirtiéndose en uno de los pilares básicos del esquema del Madrid y llegando a ser una pieza importante tras la lesión de Carvajal. Sin embargo, dejó de correr, y no porque se cansara, sino por una desafortunada lesión en el encuentro ante el FC Barcelona que, tras un choque con Busquets, le obligaba a abandonar el terreno de juego y le impedía jugar lo que restaba de temporada.
El Madrid sube su oferta de renovación
La lesión no hizo que el Madrid se olvidara de él, sino que todo lo contrario, el club decidió aumentar su propuesta y pasó de ofrecerle un contrato a la baja a uno de tres años y con un sueldo de 5 millones de euros por temporada, a lo que hay que restarle el 10% en caso de que siga sin entrar público a los estadios, lo que permitiría paliar la crisis que está generando el Covid en las arcas del fútbol.
Tras esta subida y esta muestra de valoración del Madrid hacia su canterano, Lucas Vázquez ha visto, a punto de cumplir los 30 años, como en su caja de bombones emerge con fuerza el que él quería y al que estaba esperando para que se lanzase realmente a por él, el de chocolate blanco, el cual, por el momento, lo estará saboreando durante los próximos tres años.
Por @KarlLyon4