Difícil verano el que se le presentaba al Unicaja tras la catastrófica temporada 2020/21, allá cuando el 23 de mayo terminaba su periplo liguero no clasificando para Playoffs. A la reestructuración de la directiva y la posible reducción presupuestaria del dueño del equipo, Fundación Unicaja, se le suma esta decisión de unirse a la FIBA Champions.
Según hemos podido contrastar con medios locales, desde la cúpula del club nunca se había planteado seriamente este debate hasta este pasado miércoles con la entrada de Antonio Jesús López Nieto, Marta Bravo, Rafael Fernández y Antonio López Expósito al consejo de administración y Sergio Corral como presidente interino.
Al consejo se les plantearon dudas por el contrato a 3 años que les ofrecía la Eurocup, si bien es cierto que el futuro de la competición está cada vez más en la cuerda floja, su principal acreedor, Jordi Bertomeu mantiene discrepancias con los clubes Euroliga y no se descarta que en un futuro no muy lejano dé un paso al lado. Además, en el seno del club malagueño no se terminaba de ver con buenos ojos este contrato del que no se permitían consultar las condiciones sin previamente estampar la firma. Un mar de dudas de donde ha optado por salir Unicaja Málaga.
De esta manera pone fin la aventura cajista en la élite del baloncesto continental tras 20 años. Todos los titanes han caído a lo largo de estas dos décadas en el Carpena, se ha celebrado un título de Eurocup en 2017 y se ha podido ver al equipo de verde competir en toda una Final Four diez años antes de este título.
Así la temporada 21/22 comenzará el nuevo trayecto por Europa de Unicaja, presumiblemente durará tres años. Ha sido vital para tomar esta decisión la confianza que les otorgaba la FIBA, está en auge la Champions con equipos del segundo escalón pidiendo paso en ella, lo que puede ayudar a que cada vez sean más los que se decidan por ella. A destacar es el papel que ha tenido la FEB con Garbajosa al mando, disipando cualquier duda que pudiera existir sobre la solvencia de la competición.
Si echamos cuentas podemos observar como la Champions puede atraer deportivamente al Unicaja. 300.000€ estipulados cada año por jugar tal competición más lo que se puede recibir por llegar hasta el final de ella. La BCL ofrece 40.000€ a los 16 clubes que caigan en fase regular; 80.000€ por caer en dieciseisavos; 120.000€ para los cuartofinalistas; el cuarto recibe 140.000€; el tercero 200.000€; el subcampeón 400.000€ y el campeón un millón de euros. Por su parte la Eurocup reparte en fase regular 20.000€; en Top 16 50.000€; 90.000€ si es cuartofinalista; 150.000€ por llegar a semifinales; 275.000€ si sale subcampeón y 450.000€ para el campeón, con el matiz de que además tendrá el privilegio de disputar un año en Euroliga.
Entre los aficionados malagueños no ha caído de pie esta noticia, pasar de enfrentarte al Olympiacos a ser contra equipos como el Peristeri en menos de 5 años es un varapalo de calibre para los que aún soñaban con que su equipo se hiciera paso de nuevo entre los gigantes. Es considerado por muchos un paso atrás. La temporada siguiente dará lugar con incertidumbre por el futuro del club, comandado desde esta semana por las mismas personas que unos meses atrás declararon optar por retirar la subvención al equipo de baloncesto y se ocultan a día de hoy tras el escudo del club tomando decisiones vitales sin darse a exponer públicamente más allá de lo que salga a la luz por imposición.
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