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¿Deporte y política no van de la mano? Reflexiones candentes (II)

Foto: Getafe CF

El presente y el futuro: panem et circenses a través del fútbol (y de su política)

A día de hoy, el deporte de masas por excelencia es el balompié, el fútbol. Por eso he elegido centrarme en él y en lo que le envuelve para ejemplificar la relación entre política y deporte en la actualidad.

Normas y politización del deporte

Normas, regulaciones, sanciones y las reivindicaciones políticas en el fútbol como deporte de masas: no hay que olvidar que el mundo del deporte está regulado. Y, lo cierto es que, nos guste más o menos, las reivindicaciones de carácter político están expresamente prohibidas en todos los reglamentos. Lo que hemos visto, esa permisividad que han tenido las federaciones, ha sido una excepción a los reglamentos. Y esto puede causar consecuencias… y lo ha hecho ya: aficiones abucheando a sus futbolistas, aficionados protestando frente a manifestaciones políticas hechas por deportistas, incluso UEFA teniendo que decidir si aplicar su reglamento o no, Federaciones solicitando permiso para realizar actos contrarios a la regulación.

El fútbol actual y las reivindicaciones: política del fútbol y política para el futbol… y sus futbolistas

El fútbol internacional, tanto a nivel de selecciones como a nivel de clubes, no deja de ser también una manifestación de política: los deportistas representan a sus países, a través de club o combinado nacional. En muchas ocasiones los enfrentamientos entre equipos de distintos países o entre selecciones, cumple la función de relaciones públicas… o sublima la agresividad, posibilita enfrentarse sin llegar a la guerra. O concentrar emocionalidad y sentimiento patrio en actividades no bélicas, en contextos controlados.

El futbol femenino tampoco se ha quedado atrás, ni en reivindicaciones, ni en su relación con la política. ¿En qué sentido? De un lado, han protestado por sus condiciones laborales y algunas lograron igualdad de salarios en algunos aspectos, recurriendo al activismo… y a participar de la política. Del otro lado, hemos tenido, también protestas de carácter político, como las asociadas al feminismo o al Black Lives Matter, o en relación a la discriminación por razón de sexo/género. En España hemos vivido la reivindicación del Convenio Colectivo y también de la profesionalización de la competición. Mucho activismo, resultados variopintos… y desconocimiento de qué pasará en el futuro.

Opinión

Relación entre deporte y política

En resumen, podemos observar que el deporte y la política siempre han ido de la mano, porque… Además, desde hace unas décadas hasta ahora, los deportistas han empezado a posicionarse cada vez más en materia de política. Y mientras no influya en su actividad deportiva, se les critica, pero nadie les impide expresarse ni posicionarse ni inlfuir. Así vimos a deportistas abogar por o contra el Brexit, hemos visto a deportistas expresar simpatías por unos u otros partidos políticos, y también hemos visto a deportistas pasarse a la política. Y hemos visto al deporte ser y hacer política: la institucionalización de la práctica deportiva ha dado a luz leyes del deporte, y las leyes del deporte – a través de sus contenidos y herramientas – han generado sistemas deportivos mejore o peores… dando una imagen política de los Estados y de su ciudadanía.

El deporte es política

El deporte es política. Y lo es porque, como se ha dicho antes, se usa con fines políticos, se usa para aplicar políticas (de desarrollo, de bienestar, de salud…), permite y fomenta las reivindicaciones políticas… El que las entidades supranacionales de gobierno del deporte quieran separarlos no logra que la realidad acepte tal separación.

¿Somos sinceros al negar la relación entre deporte y política? No, no lo somos. Sobre el papel estarán separados, pero tanto deportistas como aficionados forman parte de la sociedad, y como tales son seres políticos. En consecuencia hacen y participan de la vida política y de los momentos socioculturales que vivimos, y lo hacen a todos los niveles. ¿Por qué lo negamos? Ideología, idealismo, necesidad psicológica o moral, creencia en los preceptos del olimpismo… o todas ellas, u otras que ahora mismo no vienen a la mente.

Posiciones, sesgos y reivindicaciones en el deporte: ¿aplicamos la norma o…?

El mayor o menor acuerdo o desacuerdo con una posición o una reivindicación no cambia el hecho de que en el deporte, desde el COI a la mayoría de Federaciones nacionales e internacionales, regulen y prohíban las manifestaciones políticas en el deporte y en las competiciones deportivas. Actualmente, parece, la controversia viene dada por la falta de implementación de estas normas y la consecuente ritualización de algunas reivindicaciones políticas. Porque el deporte no cumple la misma función para todos ni en distintas sociedades. Para unos es un trabajo, para otros una vía de escape; unos lo usan como plataforma para expresarse, otros quieren disfrutar de ocio; y ninguno ve coherente que existiendo normas, estas se ignoren, generando disenso entre aficionados y deportistas.

¿Puede el deporte permitirse esto en la época que vivimos? ¿Es el activismo por parte de los deportistas positivo o negativo para ellos mismos y para la sociedad? Sólo el tiempo dictará la respuesta a estas preguntas.

El no reconocimiento de la autoridad y sus consecuencias

Un último aspecto que quisiera señalar es el siguiente: como sociedad, y el deporte no se escapa, hemos perdido el respeto por la autoridad, y le negamos la potestad sancionadora. En los últimos tiempos hemos podido ver como se cuestionan artículos, Reglamentos, Códigos Disciplinarios… y su aplicación. Pero lo hacemos una vez esos preceptos han sido vulnerados y se ha activado la vía sancionadora. En lugar de reclamar frente a un articulado o reglamento antes de que se aplique parece que pensamos lo siguiente: «Esta norma no me gusta, así que no me la apliques». Separamos las consecuencias de nuestros actos y nos comportamos como eternos no-responsables.

Y esto es lo que estamos viendo con las controversias por la relación entre política y deporte. No reconocemos la autoridad de los cuerpos gubernativos del deporte ni su necesidad de ejercer la potestad sancionadora. Simpatizamos con algunas causas y reclamamos que la normativa no se aplique… Y esto genera consecuencias, que empezaremos a ver: falta de planificación, inacción de las autoridades por incapacidad de afrontar la mala prensa, ineficiencia del gobierno del deporte…

Por Helena García (@hgamo18)

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