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Hamilton y Mercedes se pasan a la guerra sucia contra Red Bull

Hamilton y Verstappen conversando durante el GP de la Toscana 2020. Foto: F1

La superioridad de la que ha gozado Mercedes en los últimos años ha hecho que Lewis Hamilton arrase en la Fórmula 1 prácticamente en la oposición. Desde el inicio de la era híbrida, tan solo en 2016 estuvo bajo presión, y ese año Nico Rosberg fue capaz de derrotarle y sacar a la luz sus puntos débiles. Durante aquella temporada, Hamilton llegó a insinuar que Mercedes estaba conspirando a sus espaldas para facilitar que el alemán fuera campeón. Este año, cuando todo se le ha puesto en contra, ha vuelto a la carga con gravísimas insinuaciones sobre la legalidad de quien se convirtió en serio aspirante a llevarse las coronas de esta temporada: Red Bull.

El nuevo motor Honda, en el punto de mira de Mercedes

Todo comenzó la semana previa al Gran Premio de Francia, cuando Honda anunció que haría cambios en su motor alegando motivos de fiabilidad. Recordemos que, al estar los motores congelados desde el inicio de la temporada, no se puede hacer ninguna modificación que otorgue una mayor potencia al propulsor. Tan solo pueden producirse evoluciones en la unidad de potencia si está justificado por motivos de seguridad o fiabilidad. Y así lo hizo el fabricante japonés.

La polémica llegó después de la carrera de Paul Ricard, cuando Mercedes observó en la telemetría que el Red Bull era más rápido que ellos en las rectas y no perdía velocidad en el paso por curva. Inmediatamente, Toto Wolff deslizó ante los medios que Honda podría haber aprovechado esa mejora de fiabilidad para ganar potencia. Esta situación generó una tensión tremenda entre Christian Horner y Wolff que hizo que en la previa del GP de Estiria todos los focos estuvieran puestos sobre Red Bull.

Verstappen celebra su victoria en el GP de Estiria al cruzar la línea de meta. Foto: Red Bull Racing
Las reclamaciones, todo un clásico en la F1

Este tipo de reclamaciones e investigaciones son frecuentes en la Fórmula 1. Sucedió el año pasado con el DAS (Dual Axis Steering, por sus siglas en inglés) de Mercedes, en 2019 con el motor de Ferrari, y anteriormente con los famosos escapes soplados y e incluso con el doble difusor de Brawn GP en aquel 2009 en el que tanto la escudería de Ross Brawn, como Jenson Button se llevaron los títulos.

De hecho, en 1976 una irregularidad técnica en el McLaren estuvo a punto de costarle el título a James Hunt. Por lo tanto, a Mercedes y a Hamilton no cabe reprocharles que denuncien a Red Bull si creen que han incumplido el reglamento técnico; sin embargo, todo el show que se está montando alrededor de este caso es bastante prescindible.

Una escenificación excesiva e innecesaria

A lo largo del fin de semana anterior, Hamilton y Peter Bonnington, ingeniero de pista del británico, dejaron varias conversaciones pintorescas a través de la radio quejándose de la velocidad del Red Bull en las rectas. Las quejas del británico estaban tan fuera de contexto que incluso dan lugar a pensar que dichas conversaciones estaban preparadas para que la FIA tomase nota e investigase el coche de Red Bull.

Además, tras la cerrera, Hamilton fue preguntado por la superioridad del equipo austriaco en el Red Bull Ring, a lo que Hamilton respondió: “No sé si es por el alerón o por el motor, pero perdemos muchísimo en las rectas”, tratando de sembrar dudas nuevamente sobre el monoplaza del equipo austriaco.

Las quejas como cortina de humo

Es difícil decir cuánto hay de real en las quejas de Mercedes, pero también cabe decir que son en parte una cortina de humo. Da la sensación de que están poniendo la venda antes de la herida para justificar que el Mundial empieza a escapárseles. El equipo de la estrella asegura que las mejoras del motor Honda podrían costarles el título, como si Red Bull no hubiera sido superior antes del GP de Francia.

Esto no es más que una muestra de que Hamilton está empezando a ponerse muy nervioso, y en parte es comprensible. Llevaba cuatro años sin que nadie le pusiera contra las cuerdas, y Verstappen lo está haciendo. El inglés se veía ganando su octavo título cómodamente este año y superando a Schumacher.

Lo que no esperaba era que Red Bull, que el año pasado solo ganó dos carreras de 17, este año estuviera cuanto menos a la altura de Mercedes. Aún queda mucho Mundial, y con las mejoras que va a implementar Mercedes aún pueden darle la vuelta a la tortilla e intentar batir a Red Bull, pero parece que en Brackley están más preocupados por explicar el motivo de la derrota que por evitarla.

Ha vuelto el Hamilton más inmaduro

Esta situación demuestra que, al contrario de lo que muchos pensaban, no solo es que Hamilton no esté por encima del bien y del mal, sino que es un piloto con bastantes debilidades, sobre todo en el plano psicológico, recordando mucho a aquel rookie que perdió el Mundial en 2007 yendo de pataleta en pataleta, al contrario de un Max Verstappen cuyo trabajo por mejorar en madurez le acerca cada vez más al tan ansiado título.

La FIA decidirá si el motor Honda es legal o no, pero independientemente de cómo acabe resolviéndose esta polémica, Hamilton ha puesto de manifiesto que, cuando le ponen bajo presión, tiene un comportamiento infantil que dista mucho del que debería tener un siete veces campeón del mundo.

 

 

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