Los Juegos Olímpicos de Tokio: Japón y la tensión social
Tras aplazar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 debido a la pandemia de Covid-19, este verano de 2021 hemos vivido ya varios eventos deportivos de gran calado. La EURO, la Copa América y ahora, a partir del 21 de Julio, los Juegos Olímpicos. Celebrados en Japón, han levantado mucha discordia social. Grandes sectores de la población no deseaban su celebración. Algunos profesionales se han negado a asistir a los deportistas y el voluntariado para afrontar los eventos ha perdido gran parte de sus integrantes. La sociedad nipona, al igual que su gobierno, han llegado a solicitar la anulación completa.
El Comité Olímpico Internacional se ha negado siempre a la anulación. Se ha pospuesto la celebración pero, con medidas de seguridad y sin asistencia de público, aseguran las autoridades olímpicas que podrán disputarse. Porque, al final son ellos quienes deciden. Y, siendo sinceros, ¿disputadas EURO y Copa América, no se iban a celebrar los Juegos Olímpicos? Con las delegaciones ya allí, y los deportistas y cuerpos técnicos sometidos al estricto protocolo, parece no haber ya vuelta atrás. Los JJOO de Tokio 2020 se celebrarán… ¿o no? En los últimos días se han detectado positivos en varias delegaciones y también parece que se ha producido una nueva oleada de contagios en todo el país, especialmente en las sedes olímpicas.
Veamos, pues, otro apartado, más allá de todo lo que ha movido a nivel sociopolítico la disputa de estos Juegos Olímpicos. Pues un elemento que se ha mencionado poco es un cambio normativo. El COI varió algunas de las previsiones en cuanto a la prohibición de reivindicaciones políticas en sus eventos. Seguramente querían evitarse problemas como los sucedidos en la EURO 2020 a nivel de quejas por la aplicación de las normas contra la politización del deporte. Haremos especial referencia al futbol femenino, pues muchas de sus grandes estrellas son muy vocales en las protestas y reivindicaciones.
La Carta Olímpica: no politicemos el deporte
La norma: Carta Olímpica
La Carta Olímpica es un documento fundacional que contiene los valores del olimpismo y las normas para el desarrollo de los Juegos Olímpicos que desarrollan y fomentan estos valores. Uno de sus mandatos principales es que los Comités nacionales y los deportistas deben ser apolíticos durante la celebración de eventos organizados por el COI. Así dispone el principio quinto del Olimpismo: «Como el deporte es una actividad que forma parte de la sociedad, las organizaciones deportivas en el seno del Movimiento Olímpico deben aplicar el principio de neutralidad política». Otro apartado a tener en cuenta es la regla 50.2 de la Carta Olímpica: «no se permite ningún tipo de manifestación ni de propaganda política, religiosa o racial en los emplazamientos, sedes u otras zonas olímpicas«.
Y también en el el apartado 5º de la misión del COI: «5. adoptar medidas para reforzar la unidad del Movimiento Olímpico, proteger su independencia, mantener y promover su neutralidad política, y salvaguardar la autonomía del deporte»; o el nº 11: «oponerse a todo abuso político o comercial del deporte y de los atletas».
La norma: Código Ético
El Código Ético del COI obliga a autoridades, deportistas y demás organizadores y participantes a mantener la neutralidad política: «1.2 El respeto del principio de universalidad y de neutralidad política del Movimiento Olímpico».
Negociaciones y cambios normativos para estos Juegos Olímpicos
Pero antes de comenzar estos Juegos Olímpicos de Tokio, algunas asociaciones de deportistas y algunos actores de derechos humanos, lograron un acuerdo con el COI en aras de modificar y flexibilizar algunos de estos aspectos. ¿Cuáles fueron los cambios realizados? Simplemente se eliminó la prohibición de faltar a la neutralidad política, y se establecieron las normas sobre cuándo y cómo podrían realizarse manifestaciones de carácter político. Fuera del podio, fuera de las ceremonias y siempre antes o después de los eventos.
Sobre todo en el contexto americano se produjeron, ante las protestas asociadas a los derechos de algunas minorías, modificaciones en los estatutos de varias ligas deportivas. Y esto tuvo consecuencias inesperadas, porque era un cambio de política: de sancionar estos comportamientos a promoverlos se pasó. Hemos podido presenciar también las controversias que se produjeron con la UEFA cuando quiso aplicar en unos casos la normativa frente a las manifestaciones políticas que no había aplicado durante la misma temporada para otras. ¿Podemos esperar que en los Juegos Olímpicos no se creen también polémicas si se produce alguna reivindicación que no siga específicamente las normas designadas?
Los Juegos Olímpicos y las reivindicaciones políticas. ¿Nueva norma, distinto efecto?
Se ha informado que no todos los deportistas y atletas estaban conformes con estas modificaciones. También es conocido que muchas federaciones, sindicatos de deportistas y Comités nacionales apoyaban este cambio. Lo que no es una novedad es la ocurrencia de la realización de reivindicaciones políticas en los Juegos Olímpicos – aunque luego hayan tenido consecuencias para quienes las realizaron. Varios Juegos Olímpicos han visto reivindicaciones o manifestaciones de carácter político, en los podios o durante los eventos, aún con estas normas en vigor y sin ser flexibilizadas.
Si ni las normas vigentes evitaron las manifestaciones y reivindicaciones en su día, ¿qué nos hace pensar que el flexibilizarlas y ceder ante la presión de deportistas y sociedad hará que ahora se cumplan? Pues a muchos, nada nos lleva a pensar eso. Estos Juegos Olímpicos serán tal vez, los más políticos y politizados. Habrá que ver si cabe la posibilidad de que el COI sea capaz de aplicar la norma en caso de producirse vulneraciones a la misma… y también ante qué manifestaciones actúa y en qué medida lo hace.
¿Está servida la controversia o la polémica? Seguramente sí, pues habrá quien apoye las manifestaciones y quien no. Habrá quien quiera cumplir la norma y quien pida que no se le aplique porque no le gusta. Habiendo ya cedido terreno y modificado las normas, y habiendo vivido la experiencia de la EURO… seguramente los efectos de la modificación de estas normas sean los contrarios a los deseados. Los deportistas tienen más razón y más excusa que nunca para pronunciarse, reivindicarse y politizar. Y por lo visto, todo el derecho del mundo a hacerlo – aunque los deportistas renuncian a muchos de sus derechos fundamentales al elegir su profesión (aún sin saberlo o sin notarlo, pero esto daría para otro artículo).
La política y el deporte: una relación de amor-odio
La cada vez mayor participación en política de los deportistas, que usan su plataforma para dar voz a sus preocupaciones políticosociales, está generando una suerte de tensión entre los aficionados. Existen opiniones de todos los tipos. Desde quienes abogan por la politización de los deportistas y del deporte, hasta quienes consideran que debería dejar de cubrirse la opinión sobre asuntos políticos de los deportistas para recuperar la neutralidad y la función de escape y diversión del deporte como actividad de ocio. De ahí que se pueda afirmar que entre el deporte y la política existe una relación de amor-odio. Muchos aficionados al deporte no comprenden esta incursión de la política en cada aspecto de sus vidas. Y otros, directamente, han dejado de seguir el deporte activamente.
Pero lo que no podemos negar es que muchos deportistas son cada vez más activos y más vocales en sus convicciones y reivindicaciones de carácter político. Y nada parece indicar que esto vaya a cambiar en un futuro próximo. Y los aficionados que apoyan esta politización, están orgullosos de ello y también se movilizan en el mismo sentido que sus ídolos. ¿Cómo va a sentar que se modifiquen las normas sobre manifestaciones políticas? ¿Se crearán tensiones entre deportistas en estos Juegos Olímpicos? Veremos… ¿o no? Porque para evitarse controversias podrían aplicar la norma de la UEFA y FIFA cuando se producen invasiones de campo, por ejemplo.
El futbol femenino y los Juegos Olímpicos
La importancia es palmaria por la repercusión que puedan tener cualquier tipo de protestas en el fútbol femenino. A diferencia de sus homólogos masculinos que acuden con la Selección sub-21, los combinados femeninos acuden con la Selección Absoluta. Muchas de estas grandes y renombradas futbolistas son también fervientes activistas sociales por la igualdad y la no discriminación. Y han realizado protestas y manifestaciones de carácer político en su carrera – en algunos casos casi a costa de su carrera deportiva.
¿Veremos futbolistas arrodilladas? ¿Volveremos a ver como se da la espalda a la bandera durante el himno? ¿Presenciaremos declaraciones o gestos en las celebraciones que nos recuerden sus protestas? Y, ¿qué pasará en los podios en el momento de la recogida de medallas? Pues no sería de extrañar que eso sucediera. Es un punto más de interés durante los presentes Juegos Olímpicos – que no dejan de verse envueltos en controversias y polémicas.
Por Helena García (@hgamo18)