Este viernes por la noche (hora española), Brad Stevens realizaba su segundo gran movimiento al frente de las operaciones baloncestísticas de los Celtics, consiguiendo un base con experiencia, un escolta anotador y un interior de relleno.
Después del traspaso de Kemba Walker, el siguiente candidato a salir del Garden era Tristan Thompson, que finalmente hará las maletas rumbo Sacramento, con escala en Atlanta, que recibirá a Delon Wright por parte de de los californianos, a cambio de Kris Dunn y Bruno Fernando, además de una 2ª ronda del Draft ‘23). Acto seguido se hacía con los servicios de Josh Richardson, a cambio de Moses Brown.
Veteranía intrascendente
La llegada de Thompson a Boston pretendía paliar la falta de contundencia en el rebote y la defensa en la pintura, que se habían convertido en un gran agujero en el juego del equipo céltico. La experiencia y la capacidad del pívot canadiense, pieza clave en el anillo de LeBron en Cleveland, parecían ofrecer garantía suficiente para aliviar la hemorragia bajo los tableros.
Desgraciadamente, ni su impacto en el juego del equipo ni sus estadísticas (9,3 puntos y 8,7 rebotes) han estado a la altura de las exigencias. Además, su experiencia tampoco ha pesado en el joven vestuario de los Celtics, por lo que su segundo año pesaba como una molesta losa salarial.
Un base de transición
A pesar de los múltiples rumores, sin dejar casi ningún base medianamente factible por relacionar con los Celtics, finalmente Kris Dunn parece que va a suplir el gran hueco de Kemba en la posición de base. No obstante, el base de Connectticut no tiene la vitola de “1” titular para un equipo con ciertas aspiraciones. Además, Dunn ha pasado por año y medio de auténtica pesadilla con las lesiones, tras superar una operación en uno de sus tobillos y una posterior lesión de espalda. Antes de eso, tuvo 2 temporadas interesantes en Chicago, promediando 13 puntos y 6 asistencias en la Cuidad del Viento. La duda estará en saber si su llegada será temporal, formando parte de algún otro traspaso o una solución de un año, a la espera de algún agente libre de más fuste.
Junto al base, llega el fornido ala-pívot angoleño Bruno Fernando. Un interior de gran poderío físico y capacidad defensiva. No obstante, su participación en los Hawks no ha pasado de marginal, sin llegar a los 7 minutos por partido y acumulando apenas 1,5 puntos y 2,4 rebotes por encuentro. En todo caso, no deja de ser, en principio, incorporación de fondo de armario o futurible moneda de cambio.
Puntos desde el banquillo
La guinda de la noche ha sido la incorporación de Josh Richardson, procedente de Dallas, a cambio del pívot Moses Brown. Un movimiento que liquida la excepción de traspasos y parte del espacio salarial, a cambio de un anotador desde el banquillo.
Un último traspaso con el que los Celtics ganan profundidad de banquillo y unos puntos muy necesarios, especialmente tras la salida de Walker. Y es que el escolta de Edmon promedió 12,1 puntos la temporada pasada, en los Mavs, quedando en el recuerdo su gran campaña 18-19 en Miami (16,6 tantos). Una incorporación que, probablemente, cierre las puertas a la renovación de Fournier, quedando pendientes las de Smart y Robert Williams III, que derivarían en traspaso de no llegar a un acuerdo.
Como era de prever, los movimientos en el Garden durante el estío van a ser numerosos y, por el momento, la plantilla de Boston no puede darse por cerrada. Además, conviene resaltar que Stevens parece dispuesto a acumular contratos de un solo año, con la vista puesta en los agentes libres de la próxima temporada, que se antoja vital para construir un equipo campeón.