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La mayor farsa de la historia de la Fórmula 1

Los pilotos ruedan detrás del Safety Car en Spa-Francorchamps. Foto: F1.

Lo vivido el pasado fin de semana en Spa-Francorchamps entrará, por diversos motivos, en la historia de la Fórmula 1. Fue la carrera más corta en vueltas y en tiempo en 72 años de F1, y por primera vez en la historia no hubo ni un solo metro de competición real. A pesar de todas estas circunstancias, el director de carrera, Michael Masi, ordenó dar dos vueltas tras el Safety Car para otorgar la mitad de los puntos a los 10 primeros clasificados en parrilla, generando el enfado de buena parte del mundo del motor.

Desde el pasado domingo la polémica sobre cómo debería haber actuado Dirección de carrera no deja de latir. A pesar de que algunas voces minoritarias critican que los coches no salieran a pista asumiendo el riesgo que ello conllevaba, hay un amplio consenso sobre que la pista estaba impracticable. Es cierto que, probablemente, hace un par de décadas esta carrera se habría corrido, pero no hay que olvidar que este cambio de mentalidad en pro de la seguridad ha conseguido disminuir drásticamente las cifras de lesiones graves y fallecimientos.

De hecho, el único accidente mortal que la F1 ha vivido este siglo fue en unas condiciones similares. Aquel fatídico 5 de octubre de 2014 Jules Bianchi perdió la vida al estrellarse con una grúa en Suzuka por seguir corriendo en una pista impracticable, con una visibilidad nula y un helicóptero de evacuación que no podía despegar. Eran exactamente las mismas condiciones que había en Spa el pasado fin de semana, por lo que correr era una responsabilidad que, con buen criterio, nadie quería echarse sobre sus hombros.

Una teatralización innecesaria

Una vez aceptada unánimemente la decisión de Michael Masi de no correr en esas condiciones, la controversia se centra en cómo se gestiona la situación. Recapitulemos: A cinco minutos del inicio se anunció que la salida se retrasaba, y posteriormente que se daría detrás el Safety Car. Tras dos vueltas de formación, llegaba la primera bandera roja. A partir de aquí llegó una función de teatro en la que solo la FIA sabe realmente cómo se actuó.

Cabe destacar que las carreras tienen un doble límite de tiempo: uno de dos horas de competición real y uno de tres horas desde el inicio de la carrera. Una vez que se superan estos límites, el Gran Premio se da por finalizado. Al no haberse dado la salida, ninguno de los dos contadores empezó a correr. La sorpresa llegó una hora después de la bandera roja, cuando incomprensiblemente se pusieron en marcha los cronómetros.

Hola

Pero aún más sorprendente fue que, faltando una hora para agotar el tiempo, el crono se paró. Dirección de carrera de la Fórmula 1 se saltó su propio reglamento y apeló al Código Deportivo Internacional de la FIA alegando un motivo de fuerza mayor. Aseguraron que lo hacían para tener una hora de carrera, pero las sospechas de que el objetivo era hacer lo que finalmente sucedió iban en aumento.

La incertidumbre se apoderó del paddock durante toda la tarde. Foto: Reuters.

 

La no carrera de Spa

A las 18:17 (hora local) se volvía a poner en marcha la carrera. Todo el mundo en el paddock tenía la sensación de que una vez superadas las dos vueltas necesarias para otorgar puntos se suspendería, y así fue. El reloj se volvió a poner en marcha y, en contra del propio reglamento deportivo, las vueltas tras el Safety Car empezaron a contar.

Al cruzar la meta por segunda vez, dirección de carrera sacó la bandera roja y anunció que la carrera no se reanudaría. Estábamos ante un momento que pasará a las páginas más tristes de la historia de la Fórmula 1: la carrera había durado 3 minutos y 27 segundos, la más corta de la historia, y no había habido ni una vuelta de competición real.

George Russell subiendo el Raidillon durante la vuelta de clasificación que le dio la segunda posición en parrilla. Foto: Williams Racing.

Una entrega de puntos incomprensible

De esta manera se entregaron la mitad de los puntos a los diez primeros clasificados según la posición de parrilla. La farsa de las dos vueltas dio lugar a un auténtico atropello a la historia de la Fórmula 1, otorgando puntos a los pilotos en función de su resultado en la clasificación (a excepción de Sergio Pérez, que tuvo un accidente de camino a la parrilla).

Dirección de carrera se amparó en el artículo 6.5 en la publicación oficial de los resultados del Gran Premio. De esta manera, justificaron el haber completado las tres vueltas, que oficialmente responden al requerimiento de al menos completar más de dos giros.

Esta es la sección citada del reglamento en la que se indica la justificación para la entrega de puntos del Gran Premio de Bélgica. Foto: Formula1.com

 

Las repercusiones no se hicieron esperar

Esto causó el enfado de varios pilotos, entre ellos Lewis Hamilton (Mercedes), que cargó duramente contra la FIA: “Lo de hoy ha sido una farsa, y los únicos que pierden son los aficionados que han pagado mucho dinero para vernos correr”, dijo el inglés en su cuenta de Instagram. Algo similar opinaba Carlos Sainz (Ferrari), que aseguró que sentirse decepcionado por conseguir medio punto en una carrera que no se había corrido.

Pero toda esta operación de Masi tiene una explicación. Posponer la carrera al lunes no sería rentable debido a que la asistencia al circuito y las audiencias caerían drásticamente, además de que supondría un grave problema logístico, ya que el próximo viernes empieza el GP de los Países Bajos.

Una vez descartado correr el lunes, lo más lógico sería suspender el Gran Premio y no dar puntos, pero económicamente era un desastre para la Fórmula 1. Si el GP se hubiese cancelado, la organización y el circuito habrían tenido que devolver el dinero de las entradas y los derechos televisivos, algo que evitó al tener unos resultados oficiales. Por lo tanto, lo que muchos aficionados sospechan se puede afirmar con rotundidad: este paripé se hizo solamente por dinero.

Una farsa que no se puede volver a repetir

La mala imagen que la Fórmula 1 dio el pasado domingo es irreversible, pero debe servir para aprender de cara al futuro. La Fórmula 1 son, básicamente, carreras de coches, y no deberían repartirse los puntos sin disputarse una carrera real. El reglamento debe modificarse para que esto no vuelva a suceder y, sobre todo, la Fórmula 1 debe recompensar a los aficionados devolviéndoles el dinero de las entradas. Solo así se podrá pasar página tras la mayor vergüenza de la historia reciente del ‘gran circo’.

 

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