Tras casi dos meses (con el parón estival de por medio) de caos absoluto, el GP de los Países Bajos ha supuesto la vuelta a la normalidad en la Fórmula 1. Volvió a haber una carrera de verdad, volvieron a llenarse las gradas tras año y medio de pandemia y volvió a haber un duelo en pista entre Verstappen y Hamilton tras lo ocurrido en Silverstone y Budapest, y como no podía ser de otra manera, la normalidad volvió también en forma de triunfo y liderato del Mundial para Max.
Volvió el Verstappen más implacable
Después de perder el liderato, eran muchas las voces en el paddock que dudaban sobre cómo iba a lidiar el neerlandés con la presión que tendría al verse superado por Hamilton en la tabla por una situación sobrevenida, y su respuesta fue al más puro estilo Verstappen. Logró la pole con una vuelta perfecta, superando a Hamilton incluso sin poder abrir el DRS en la recta de meta. El domingo hizo más de lo mismo: salvó el primer ‘match point’ con una gran salida y posteriormente respondió a los dos intentos de ‘undercut’ de Mercedes con rapidez.
Tal fue su superioridad que se permitió hacer la goma con Hamilton durante toda la carrera para hacerle sufrir con los neumáticos. En lugar de escaparse, prefirió mantener al inglés en su estela, y cuando este se acercaba a menos de un segundo, Max subía el ritmo para dejar atrás al piloto de Mercedes. Esta madurez a la hora de gestionar las carreras está permitiendo a Verstappen mantener a raya al actual campeón del Mundo.
Impasible ante la presión de correr en casa
Es evidente que el factor determinante que ha hecho que los Países Bajos vuelvan a entrar en el calendario de F1 ha sido Verstappen. Era una petición expresa de Max que se convirtió en una gran oportunidad para la Fórmula 1 con el crecimiento de la ‘marea naranja’, rememorando aquellos años de la ‘marea azul’ alonsista o los famosos tifosi en Monza.
También era un gran regalo para Verstappen, pero con cierto veneno en forma de presión. Todos los pilotos sienten una motivación especial al correr en casa, pero no siempre se traduce en algo positivo en pista. Es bastante frecuente que esta presión haga que los pilotos arriesguen por encima de sus posibilidades y acaben cometiendo errores.
Max sabía que una derrota frente a Hamilton se interpretaría como un fracaso y daría alas al británico, pero convirtió esa tensión en motivación para regalarle a sus compatriotas la primera victoria de un neerlandés en casa, demostrando que él no es de los que se arrugan ante la presión.
Charging back to the 🔝 of the standings! 🏆🇳🇱pic.twitter.com/QblNbUIzel
— Red Bull Racing Honda (@redbullracing) September 5, 2021
Una madurez propia de un campeón del Mundo
Desde sus inicios en la Fórmula 1 en 2015, Verstappen ha sido siempre un piloto terriblemente rápido. Pocos pilotos a lo largo de la historia han irrumpido en el ‘Gran Circo’ con esa velocidad explosiva y esa capacidad de destellar con actuaciones tan brillantes como las de Max.
Su talento siempre ha estado fuera de toda duda, pero su irregularidad le ha lastrado durante la mayor parte de su carrera. A pesar de ser desde el inicio uno de los pilotos más rápidos, pilotos como Carlos Sainz y Daniel Ricciardo habían logrado mantenerle el pulso aprovechándose de sus constantes errores, pero eso ha cambiado.
De ‘Mad Max’ a ‘Super Max’
El Verstappen de 2021 es un piloto tranquilo, con carácter, pero paciente, un piloto que sabe leer las carreras y gestionarlas, llegando a desesperar al mismísimo heptacampeón del Mundo. Atrás queda ese joven Verstappen cuyos errores le costaban puntos, podios y victorias y que se ganó a pulso el apodo de ‘Mad Max’. Ese piloto impulsivo ha dado lugar a un gran carrerista, a un piloto de los que llevan a casa los puntos el domingo, de los que ganan títulos carrera a carrera. En definitiva, el joven ‘Mad Max’ se ha ganado a pulso ser rebautizado como ‘Super Max’.
El Mundial, en sus manos
Solo hay un piloto que pueda evitar que Verstappen sea campeón, y es el propio Max. Solo los errores del neerlandés y alguna debacle como las de Gran Bretaña y Hungría podrían hacer que Hamilton le dé la vuelta a la tortilla, y es que Max Verstappen promete no parar hasta escribir su nombre con letras de oro y convertirse en el 34º campeón de la historia de la Fórmula 1.
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