Rakitic le da alas al Sevilla
Empate entre el Sevilla y el Salzburgo en un partido que tuvo de todo: cuatro penalties, un expulsado, varias amarillas y jugadas más propias de un videojuego que de un partido de campeonato continental.
45 minutos surrealistas
El conjunto austriaco salió algo mejor al césped del Ramón Sánchez Pizjuán. Tras un par de llegadas en ambas porterías Diego Carlos frenó a Adeyemi en el balcón del área. El VAR intervino para dictaminar que esa falta había ocurrido en la línea del área sevillista, por lo que el colegiado del partido señaló por primera vez el punto de penalti. Adeyemi fue el encargado de lanzar desde los once metros, pero el disparo, demasiado ajustado a la base del palo izquierdo de Bono no encontró portería.
El Sevilla despertó con este primer aviso y el Papu y En Nesyri lo intentaron con dos ocasiones más peligrosas en la acción que en la ejecución final. El Papu lo intentó con una vaselina desviada y el internacional marroquí con un remate de chilena. Con el susto todavía en el cuerpo llegaría el segundo penalti del encuentro. Error impropio de Navas, que empuja a Adeyemi cuando la pelota se perdía por la línea de fondo, sin apenas peligro. El Salzburgo cambió de lanzador y Sucic no falló esta vez. Golpeo a media altura, engañando a Bono que se venció hacia el mismo lado que el primer penal.
La afición sevillista, incrédula por la situación, pudo ver como el colegiado del partido señalaba otro penalti más en contra, esta vez el más claro, ante una salida de Bono, que impactó a Adeyemi con la pierna. El goleador Sucic sería el artífice de lanzar la pena máxima, pero con distinta suerte esta vez. Cambió de lado y el palo izquierdo de Bono repelió la bola para que el cero a uno siguiera en el marcador.
A falta de tres minutos para el descanso Wöber trastabilló por detrás a En Nesyri dentro del área. Tras una nueva revisión gracias al videoarbitraje, el árbitro bielorruso señalaría el cuarto penal del partido. Rakitic fue el lanzador y engañando a Köhn, puso las tablas en el marcador, resultado con el que se fueron los dos equipos al túnel de vestuarios.
El espectáculo está servido
No se habían cumplido tres minutos de la segunda mitad cuando En Nesyri decidió simular un penalti dentro del área y el árbitro le amonestó con amarilla, siendo la segunda del ariete rojiblanco, por lo que tuvo que abandonar el césped del Sánchez Pizjuán. El partido cambiaba con un jugador menos y las ocasiones no estaban siendo las principales protagonistas. Lamela, que había entrado a falta de media hora estaba siendo el más eléctrico del Sevilla. El jugador argentino tuvo un cabezazo pero la pelota se marchaba cuando todo el stadio estaba cantando el tanto.
Los últimos minutos estuvieron protagonizados por la tensión y el nerviosismo ya que cualquier mínimo error podía finiquitar el resultado. Bono sacó dos manos providenciales en el descuento para sostener a los suyos.