El campeón sigue sin arrancar

Está acostumbrándose el Atlético a tirar las primeras partes por el sumidero. Ya se había presentado tarde a partidos anteriores, pero al menos aguantaba un rato antes de llevarse el susto en forma de gol rival. En Vitoria, ni eso. Lo encajó prácticamente de salida, en el primer córner, para luego ofrecer un catálogo de los horrores durante todo el primer tiempo.

Antes de seguir hablando de lo ocurrido en los primeros cuarenta y cinco minutos, cabe destacar la pasividad de Savic en el gol de Víctor Laguardia. El central montenegrino no gastó energías en seguir la marca y el resultado final ya se conoce. 1-0 en el marcador y a remar contracorriente en un partido más.

Porque hubo un tiempo no muy lejano en que el Atlético era un equipo temible a balón parado tanto en contra como a favor. Pero la actualidad muestra una realidad muy distinta, pues el conjunto rojiblanco ya no saca provecho de las jugadas a balón parado a favor y además, cuando le toca defenderlas, muestra unas desconexiones y una fragilidad impropia del equipo colchonero.

Resulta complicado atender a lo táctico cuando los futbolistas se muestran incapaces sobre el césped de controlar una pelota o de acertar con un pase sencillo. Y es que el estado de forma actual de algunos miembros de esa plantilla está muy por debajo del esperado. Pero no todo va a ser hablar del mal partido del Atleti, pues el Alavés tuvo gran parte de la culpa del partido de los rojiblancos.

Con el marcador a favor desde bien pronto, los babazorros se dedicaron a realizar su partido. Defendieron el resultado, con un nivel de intensidad infinitamente más alto y siendo verticales a la que podían. El Atlético fue un equipo inofensivo y eso se refleja en que no hubo noticia alguna en el área de Pacheco hasta que un error individual precisamente de Laguardia habilitó el disparo desviado de Llorente.

Esa acción y un centro de Griezmann que no encontró rematador tuvieron inmediata respuesta en el otro lado del campo, para devolver al partido el rumbo que llevaba. Calleja, a todo esto, había agitado el once en busca de los primeros puntos de la temporada. Dejó fuera a futbolistas que parecían intocables (Manu García, Joselu, Tomás Pina), pero la respuesta de los que entraron por ellos dio la razón al mister en su decisión de agitar el once en busca de la primera victoria. Sorprendentemente, Simeone no entendió necesario cambio alguno durante el intermedio.