Quizás estas dos últimas jornadas no hayan transcurrido como querían o pensaban nuestros equipos asturianos. En el caso del Sporting, porque no se ganó ninguno. En el del Oviedo, porque pese al triunfo ante el Málaga, el encuentro ante el Eibar dejó una sensación agridulce. Es cierto que hay más cosas positivas que negativas. Porque el equipo de Ziganda cuajó un grandísimo partido. Ante los armeros y en su campo, los azules controlaron el partido, pero el desenlace fue el más cruel posible. Los armeros se llevaron la victoria sobre la bocina en un encuentro que, no pasa nada por decirlo, el Oviedo mereció ganar. Pero esto es fútbol. Y lo que te dio en el encuentro ante el Málaga en el último instante te lo quitó en Ipurúa en ese añadido del segundo acto. Eso sí, insistimos, partido más que notable del cuadro carbayón ante uno de los favoritos a lograr el ascenso.
Caso bien distinto es el del Sporting. Dos jornadas en las que las cosas no acabaron de salir. Empate ante el Lugo y derrota frente al Almería. Hay muchas cosas que comentar y analizar, lo podrán ver en las siguientes líneas. Lo que sí se puede decir es que el equipo atraviesa una pequeña crisis de resultados y muestra dos importantes problemas. Cuatro partidos sin ganar y tres derrotas en este espacio de tiempo. No hay que ser alarmistas, pero sí pedir algo más. Porque la falta de contundencia, punto fuerte del equipo rojiblanco no hace mucho es ahora uno de sus mayores déficits. Y ya sabemos que esto del fútbol es un deporte de acierto y de áreas. Próxima parada en Zaragoza. Solo vale ganar.
Confianza intacta a pesar de los resultados
- Falta de contundencia en las áreas. Ya en estos artículos se venía comentando el grave problema de contundencia en las áreas que el equipo atravesaba. Las visitas a Lugo y el partido frente al Almería han agravado ese problema. El Sporting ha sido el equipo que más tiros totales ha efectuado de toda la categoría de plata y el tercero que más tiros a puerta entre las jornadas 8 y 14. Sin embargo en esas 7 jornadas, solo ha logrado ver portería en 5 ocasiones; menos de un gol por partido de media. Además en el plano defensivo se viene apreciando desde principio de temporada que el equipo concede más que el curso pasado y le hacen más goles. Ni la defensa ni Mariño están al nivel que mostraron en la temporada 2020/2021.
- Un problema de liderazgo. Además el Sporting muestra otro problema. Tras el partido de Lugo el propio David Gallego habló de que falta un jugador que tire del carro en el campo. Carácter y reacción el equipo sí tiene, pues han sido ya seis veces las que el rival se le ha puesto por delante y ha igualado o remontado. Este hecho es especialmente llamativo respecto a la pasada temporada cuando en todo el año solo lo hizo en tres ocasiones. La plantilla es joven, pero si se muestra muy competitiva. Solo le falta ese jugador que tire del carro y que se ha demostrado no puede ser Mariño. El gallego es un excelente portero, pero no es un líder, ni un capitán fiable sobre el campo. El cuerpo técnico debe valorar que el brazalete y esa jerarquía recaiga sobre otro jugador.
- Los resultados no generan dudas. Al menos en el vestuario y en el cuerpo técnico. Fuera de ellos se antoja normal que el aficionado sí mantenga dudas cuando se llevan cuatro partidos sin ganar y se ve que hay problemas que partido a partido se repiten. Sin embargo, aunque parezca -y quizá hasta lo sea- algo orquestado el mensaje desde el club por parte de todos sus estamentos, el hecho de que la confianza se mantiene intacta da mucha tranquilidad. El plan de juego sigue siendo el mismo. En casa el equipo avasalla a su rival por momentos, pero no tiene acierto y contundencia. No obstante el equipo ha dado sobradas muestras para confiar en una reacción.
- Necesidad de sumar de tres fuera. Ahora, tras esos cuatro partidos, llega la visita a Zaragoza. Una plaza en la que el Sporting no acostumbra a tener fortuna. En las últimas temporadas se han visto algunos grandes partidos del cuadro gijonés allí, pero por unas razones u otras, siempre se ha quedado sin ganar. Fuera de casa el equipo solo ha ganado un partido y ya data de principios de septiembre. Desde entonces son tres empates y dos derrotas, pero con partidos mediocres o malos como en Lezama, Lugo o la segunda parte de Cartagena. El equipo necesita de esa victoria fuera de casa que insufle un chute de moral, amén de tres importantísimos puntos.
Una semana en la que mirarse
- Victoria en el Tartiere. Era uno de los temas pendientes. El Oviedo necesita volver a hacer del Tartiere un fortín. Porque para estar ahí arriba, hacerse fuerte en los partidos de casa es clave. Y el cuadro de Ziganda puso la primera piedra ante el Málaga. El equipo entró bien, se adelantó y completó un buen primer acto. Aunque la segunda mitad fue más discreta, cuando peor lo estaba pasando, apareció Bastón. Un delantero diferencial. Un futbolista que, con confianza, es capaz de decantar los partidos del lado de los suyos. Y ante el Málaga lo hizo. El segundo gol, eso sí, previa maravilla de Jimmy a la hora de asistir. Un Jimmy, por cierto, que también hay que destacar. Al igual que hombres como Brugman y Viti. Todos ellos fueron los nombres propios del triunfo del Oviedo ante el Málaga.
- Derrota cruel. Era un partido muy complicado, pero el Oviedo nunca dio la sensación de jugar a lo que el Eibar quería. Es más, los azules controlaron el encuentro en muchas fases. Un partido muy completo en el que el plan estaba saliendo a la perfección. Una primera parte muy buena con y sin balón. Destacó Matheus, que disfrutaba de su primera titularidad. Estuvo activo, interviniendo y ofreciendo soluciones a sus compañeros. Buenos minutos del ariete. Al margen de eso, el trabajo de Jimmy volvió a ser sensacional. También el de David Costas. Con el 0-0 inicial arrancó el segundo acto, donde Ziganda buscó reactivar el ataque, que era quizás lo que el equipo necesitaba para poder llevarse el partido. Pero a diferencia del encuentro ante el Málaga, esta vez fue el Oviedo el que se topó con los palos y el que encajó en el último instante. Un disparo en el que Femenías erró en el despeje y en el que los armeros lo acabaron aprovechando. Derrota cruel e inmerecida.
- Un partido más que notable. Ante uno de los rivales más complicados, en uno de los campos con mayor dificultad y frente a una de las plantillas más completas, el Real Oviedo dio la cara y logró controlar, en buena parte de los minutos, el tempo del encuentro. De partidos más completos de la temporada. Bien en defensa, como casi siempre, y muy buena actuación en ataque. Porque desde el primer momento, los de Ziganda fueron protagonistas en área rival. Aunque faltó algo de chispa en el primer acto en esos metros finales, la segunda parte dejó a las claras que poco más se puede hacer para ganar un partido. La mala fortuna lo impidió. Dos acciones con el mismo protagonista se estrellaron en los palos. Y es que Pombo fue, quizás una de las mejores noticias del partido. Treinta y cinco minutos para soñar. Entró, revolucionó el choque y creó peligro cada vez que la tocó. Hay muchas ganas de ver al atacante sobre el verde porque es un jugador que va a aportar mucho.
- La semana. En cuatro días, el Oviedo demostró que es un equipo llamado a ser candidato a todo. Es cierto que hay días mejores y peores. También es una realidad el poder observar a una plantilla muy completa que permite soñar. Y en Ipurúa, los de Ziganda demostraron poder superar a cualquiera. Es una categoría igualada en la que es muy complicado sumar, aunque suene a tópico. Y es que puedes coger a varios equipos y decir ‘este puede acabar peleando por subir’. Y el Oviedo es uno de esos equipos. Porque pese a la derrota, el encuentro de Eibar deja más aspectos positivos que negativos.