Igualdad, libertad y fraternidad: de la política al deporte
Recientemente se publicó el “Marco de trabajo sobre legitimidad, inclusión y no discriminación en base a la identidad de género y diferencias sexuales”, por parte del Comité Olímpico Internacional. Esto ha generado ya cierto revuelo, y la intención de estas líneas es explicarlo, no contribuir a inflamarlo. «Igualdad, libertad y fraternidad»: esos deberían ser los valores del deporte en el s. XXI, en opinión de muchos.
Este marco de trabajo aporta un nuevo enfoque a la tensión creada en lo que se refiere a la participación de personas con Diferencias del Desarrollo Sexual o personas trans. También las Federaciones internacionales y nacionales han ido introduciendo normativa en este sentido. Tanto es así que hemos podido conocer casos controvertidos de descalificación para competir en más de una ocasión. Alguno de estos casos ha llegado a la justicia nacional o internacional tras agotarse las instancias deportivas. Y todo bajo el gran paraguas de los Derechos Humanos… y los derechos de los deportistas en el deporte, pues los grandes cuerpos gubernativos del deporte declaran a la actividad deportiva como un derecho humano, y aseguran cumplir estándares de derechos humanos.
Llegó, pues, un momento, en el que los cuerpos gubernativos del deporte debían pronunciarse, en algún sentido, por lo que respecta a este asunto. Todos los cuerpos gubernativos del deporte han ido presentando diferentes posturas frente a atletas que se suponía se salían de la norma. Desde la persecución, hasta la tolerancia ignorante, hasta la inclusión galopante.
Propondremos cinco preguntas, y respondiéndolas, trataremos de explicar toda la situación alrededor del deporte, las diferencias de desarrollo sexual y el fenómeno trans.
De la política… al deporte: ¿igualdad, fraternidad, equidad o discriminación?
Empecemos por el principio, intentando ver cómo se ha llevado hasta aquí y por qué hay tanta tensión alrededor de este documento y posicionamiento del Comité Olímpico Internacional. Posteriormente pasaremos a prestar atención al momento de su publicación y a las consecuencias que podría tener para el deporte – especialmente el de más alto nivel.
Precedentes: el contexto de las políticas deportivas, igualdad, inclusión y discriminación
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Históricamente se han regulado situaciones de desigualdad en el mundo del deporte. Desde el dopaje hasta la mentira con la identidad biológica de los deportistas. Tanto el COI como las Federaciones debían velar por la igualdad y la competitividad en las competiciones que organizaban. Pero las medidas empleadas para la prevención de la participación de personas no elegibles cayeron en desgracia. Y algunas se retiraron por ineficaces y otras por infamia. Pero la necesidad de seguir controlando la identidad de los participantes aún persiste… ¿o no? Este es precisamente el debate. ¿Debe seguir regulándose? ¿Cómo debería abordarse la cuestión? ¿Qué estándares seguir para tomar la decisión?
También debemos tener en cuenta el contexto en el que se emiten estas directrices: la gran mayoría de estados desarrollados han puesto en marcha regulaciones en relación a la identidad de género y a la cuestión trans. Y algunas de estas leyes y reglas afectaban al deporte, con lo que existía interés por parte de los cuerpos gubernativos deportivos de intervenir… y de formular sus reglas o políticas deportivas propias.
Controversia al acecho: actores interesados e igualdad y discriminación en el deporte. ¿Hacia la fraternidad?
¿A qué se debe el revuelo generado en torno a este documento? Este documento da al traste con toda la regulación previa, en su interpretación más amplia. Dejaría sin valor, si se considerase que simplemente la identificación persistente con un género opuesto al de nacimiento como único criterio de selección y elegibilidad. Y, además, provocaría, con práctica total seguridad que algunos movimientos sociales se revelasen contra estas directrices marco.
Algunos grupos y asociaciones ya se habían manifestado en contra de las políticas inclusivas de algunas federaciones… de ahí la queja interpuesta ante el COI, precisamente. Mas, siendo que el Comité se ha pronunciado en estos términos, ¿alguien puede anticipar qué harán estos grupos de presión cuando empiecen a promoverse reglamentos “inclusivos” que crean que les afecten y perjudiquen? Sería fácil pensar que se movilizarán y reivindicarán sus posiciones, y que emprenderán acciones, lo que no se puede precisar es si serán judiciales o sociales o políticas. Deberán intentar perseguir una suerte de fraternidad entre diferentes actores y grupos de interés para tratar de resolver las controversias y desacuerdos que puedan producirse.
¿Por qué aparece ahora y no anteriormente a la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokyo? A pesar de que algunos lobbies y grupos de interés presionaron para que el COI emitiera un comunicado o unas directrices al respecto del asunto de la identidad de género, el DDS y la cuestión trans anteriormente a la celebración de los JJOO, no se logró. Pero ahora, una vez puestos en el pasado, llegaba ya la hora de pronunciarse. Y lo han hecho: “Marco de trabajo sobre legitimidad, inclusión y no discriminación en base a la identidad de género y diferencias
sexuales”. Anteriormente se negaron a hacerlo por no alterar los criterios de admisibilidad para los JJOO de Tokyo y no crear más controversias.
Consecuencias: ¿política deportiva para la inclusión o para la discriminación?
¿Qué consecuencias tiene para el mundo del deporte este documento? Esto implicaría que las Federaciones Internacionales – y de rebote las nacionales – tengan que desarrollar normativas sobre elegibilidad e inclusión en materia DDS y trans. No podemos adelantar si serán políticas más o menos incluyentes, qué efectos tendrá sobre los participantes, ni cómo se tomará la sociedad y los actores interesados que se produzcan ciertos cambios normativos. Lo que sí se puede adelantar, tal y como se comentó con anterioridad, es que existen varias posturas contrapuestas… y que si se diera la ocasión, se generarían problemas bastante considerables.
¿Qué consecuencias podría esperarse que tenga? Podría desatar, tristemente, tensiones entre deportistas, y podría hacer que sectores y actores sociales interesados realizasen acciones para evitar que estas medidas se apliquen. Se podría generar un campo de competición desigual desde el punto de partida. Podríamos llegar a ver como sectores feministas boicotean al deporte y a sus instituciones por “favorecer el borrado de las mujeres”. Incluso, en los peores augurios, ¿alguien podría plantearse que el deporte femenino desaparezca por obsoleto?
Hasta aquí, y sin haberlo mencionado explícitamente, hemos analizado la situación bajo el lema «igualdad, legalidad y fraternidad». Quedaría por ver, y se pasará a analizarlo en las siguientes líneas, qué impacto podría tener esto en el fútbol.
¿Podría esto afectar al fútbol?
Ya oigo las preguntas: ¿Podría esto afectar al fútbol? ¿En qué sentido? ¿Cuándo se empezarían a producir las primeras consecuencias?
En primer lugar, mencionar que ya está afectando al fútbol. En los pasados Juegos Olímpicos ya se declararon varias futbolistas y otras atletas como no binarias o trans – sin sometimiento, por el momento, a ningún tipo de tratamiento ni de cambio registral. Y a nivel español, tenemos varias federaciones regionales que permiten y fomentan la participación de personas trans en la disciplina futbolística.
Y la legislación española se está moviendo hacia la posibilidad de esgrimir la autoidentificación como único criterio para la participación en competiciones deportivas. En otros estados existen legislaciones similares… mientras que algunos prohíben tal presunción para la inscripción según identidad sentida en competiciones deportivas. Por el momento no se han producido conflictos, ni nadie que haya competido al amparo de estas normas lo ha hecho al máximo nivel, en el mundo del fútbol.
¿Qué pasará ahora que el COI se ofrece a colaborar en la modificación de las normativas en aras de una supuesta inclusión? ¿Qué Federaciones modificarán sus reglas de participación? ¿En qué sentido se cambiarán las normas de elegibilidad? ¿Qué consecuencias y qué tipo de consecuencias tendrán estos cambios regulatorios en el fútbol? ¿Provocará mayor impacto cuando se produzcan casos como los de Laurel Hubbard (halterofilia, Tokio 2020)?
Tras la formulación de estas cuestiones, para las que, de nuevo, no tenemos respuestas por el momento, solamente quedaría esbozar unas breves conclusiones. Tarea que se realizará a continuación:
Conclusiones: igualdad, legalidad y fraternidad en el ámbito deportivo
La primera conclusión que podemos alcanzar es que, como en otras ocasiones, existen más preguntas que respuestas. La necesidad de esperar y analizar el curso de los actos se impone de nuevo.
La segunda de las conclusiones que podríamos plantearnos sonsacar es la siguiente: la incertidumbre y la indefinición de los términos “igualdad”, “justicia” e “inclusión” en el deporte parecen no haberse tenido en cuenta. Podría llegar a resultar muy complicado emitir regulaciones que sean “justas”, “igualitarias” e “inclusivas” para todos sus participantes. Al final, en cierta medida, la discriminación según habilidad y características, es uno de los pilares
fundamentales de la competición deportiva para garantizar una “igualdad”. Y no cabe olvidar tampoco, que la confusión entre los términos «identidad de género», «identidad sexual» y «orientación sexual» – como parece que sucede en el texto analizado – puede llevarnos a indefiniciones que hagan imposible regular ninguna cuestión de importancia. ¿Avanzaremos hacia la fraternidad… o terminaremos llegando al punto de no retorno?
Finalmente, señalar que con el alcance que tiene hoy en día el deporte como fenómeno de masas, y según como se gestione el asunto, podríamos encontrarnos ante una situación muy complicada. La tensión y el conflicto que se podrían desatar a muchos niveles si estos cambios reglamentarios que se auguran se materializan causando algún perjuicio a alguna de las partes interesadas… ¿podemos calibrarlo antes de que se produzca? Y ya no digamos prevenirlo.
¿Se materializarán los temores de tensiones entre actores interesados y los cuerpos gubernativos del deporte? ¿Qué política social (inclusión vs. exclusión) se convertirá en política deportiva? A todas estas preguntas no podemos responder aun, mas, posiblemente en poco tiempo, podamos hacerlo. Y todo esto, ¿podría traernos también grandes cambios o conflictos sociales?