A un palo se ha quedado el Andratx de hacer la gesta. Un pueblo entero y más de media isla estaba pendiente de ese penalti que se fue al larguero, pero que se llevó consigo el orgullo de todos los isleños. El Sevilla necesitó de los penaltis para derrocar al equipo de José Contreras. Una gesta.
Los gallos, así apodan a los mallorquines, empezaron con fuerza. Como era de esperar, los azules apretaron arriba e intentaron ahogar al Sevilla en los primeros minutos. No sólo lo consiguieron, sino que la primera ocasión la tuvo Gerardo a la salida de un córner que desvió con fortuna Dimitrovic a córner. Con el paso de los minutos, el reloj de arena metía presión sobre los de Lopetegui que tenían mucho más que perder.
Con un equipo muy bien trabajado, los de Sa Plana se fueron al descanso con 0-0 y con la sensación de poder adelantarse en cualquier momento. Sin embargo, en la reanudación, Rafa Mir se vistió de villano en su tierra. El mallorquín anotó el 0-1 para decepción de la grada. Cuando peor pintaba el partido, apareció el mago de Sa Plana. Un estudiante de INEF llamado Miquel Llabrés frotó la lámpara para sacarse una falta magnífica que sorprendió a todo el mundo. El Andratx igualaba la contienda y la magia de la Copa del Rey volvía a sobrevolar el estadio del pequeño pueblo de la Sierra de Tramuntana.
Un paisaje precioso para ver como el partido se iba a la prórroga, sin antes ver como Vinicius y el mismo Llabrés le complicaban la vida a la zaga de un equipo Champions. El Sevilla vivía con más nervios el tiempo extra, mientras que el Andratx disfrutaba cada minuto hasta el 120, donde la suerte cayó del lado del más grande.
Después de 12 penaltis, uno atajado por portero, llegó Gaspar para chocar con el palo de las desgracias y acabar con el sueño de los gallos. Un larguero que se vistió de injusticia y se llenó de crueldad con los de José Contreras, que han puesto en el mapa al pequeño pueblo y lo han llenado de orgullo después de 210 en Copa del Rey llenos de ilusión.