La victoria en Ibiza ha devuelto el crédito, o parte de él, a un David Gallego que lo tenía extinguido. Solo las probables negativas o la falta de confianza plena en un relevo para el de Sùria impidieron su cese en alguna de las semanas previas a la visita a Can Misses. Pero ahora la opción del relevo no está en la mesa. Lo que está sobre la mesa es reforzar al equipo, algo que para lo que Javi Rico afirmó en su última comparecencia en noviembre que había margen salarial para hacer. Al técnico también se le cuestionó tras el partido en Ibiza y dejó claro, leyendo entre líneas, que quiere fichajes.
A nadie se le escapa que uno de esos fichajes que el club debe intentar cerrar es un delantero. El pobre rendimiento, unido también a sus lesiones, de Campuzano, Berto González y Pablo Pérez cuando han tenido minutos han dejado a las claras que el Sporting no tiene alternativa a Uros Djurdjevic. Algo que el técnico ha necesitado especialmente cuando el internacional por Montenegro contrajo la COVID-19 estando con su selección. Ese refuerzo ya se vio como necesario en verano, pero entonces la dirección deportiva, por la razón que fuese, no lo acometió. Un error que saben deben subsanar ahora.
Pero ese fichaje no es el único que buscaría acometer el club. Llegaría otro destinado a dotar también de más recursos el ataque. Un jugador que pudiese desenvolverse por alguna o por todas las posiciones del ataque. La falta de alternativas, especialmente en las ventanas de selecciones con las marchas de Gaspar o ‘Puma’ Rodríguez, han sido especialmente complicadas para David Gallego de cubrir, ya que el técnico no confía en los jugadores del filial que se desenvuelven en esas posiciones; caso de César García. De ahí que David Gallego vea necesario ese segundo fichaje. La pelota está en el tejado de la ‘casina de cristal’.