En los últimos días del año todos solemos hacer balance de lo que ha sido nuestro año. Propósitos cumplidos, objetivos que quedaron en el camino, alegrías, penas… En el caso del Deportivo el año ha tenido dos caras claras, una en la que se vivió la enésima decepción, y otra, la que se está viviendo en la actualidad, que llama al optimismo.
El año empezó con Fernando Vázquez aún en el banquillo eso sí, con la soga al cuello. A un buen encuentro, aunque con eliminación, en la Copa del Rey ante el Deportivo Alavés, le sucedió una derrota en el campo del Zamora. En el Ruta de la Plata finalizó la segunda etapa del técnico gallego al frente del banquillo blanquiazul, al que llegó Rubén de la Barrera. Fue el primero de los numerosos cambios que se produjeron en todos los estamentos del club en 2021.
El máximo accionista del Deportivo, Abanca, pidió al presidente del club, Fernando Vidal, y a sus consejeros (salvo David Villasuso, hombre de la entidad financiera) que se echaran a un lado. En su lugar, nombraron un Consejo profesional, con remuneración, capitaneado por un exconselleiro de la Xunta de Gaicia, presidente de la Cámara de Comercio de A Coruña, Antonio Couceiro, para guiar el club.
Volvieron al verde, la esperanzadora llegada del coruñés Rubén De la Barrera al banquillo no fue la esperada ya que tardó en dar con la tecla y cuando el equipo consiguió su mejor versión ya era tarde para pelear por el ascenso a Segunda. Al menos, se logró entrar en Primera RFEF y no caer al abismo.
Los cambios continuaron una vez concluida la temporada. El secretario técnico se fue al Albacete; el director deportivo, Richard Barral, llegó a un acuerdo con el club coruñés para separar sus caminos, y las negociaciones para la renovación de De la Barrera se rompieron porque el técnico flirteó con Las Palmas, aunque acabó fichando por el Albacete.
Con su salida llegó el entrenador de los ascensos, Borja Jiménez. El de Ávila, a pesar de su juventus, contaba a sus espaldas con una trayectoria que respaldaba su elección y con dos ascensos a LaLiga SmartBank dirigiendo a Mirandés y Cartagena. No solo cambió la dirección de la orquesta sino que también buena parte de los ‘músicos’ que tocarían la sinfonía sobre el verde. Una sinfonía que en este primer tramo de competición ha sonado bastante bien, aunque con ajustes pendientes para que la afinación sea perfecta.
El objetivo es claro, acabar líder para lograr el ascenso y evitar la suerte del Playoff. El equipo funcionó desde el principio, aunque después atravesó un ligero bache de resultados que pudo superar para acabar el año como líder de grupo, con cuatro puntos sobre el segundo y ocho respecto al tercero.