Antes de iniciar la temporada, las expectativas con el equipo de Manuel Pellegrini eran altas. Ahora, todavía lo son más. Tercero en la clasificación con 33 puntos, los verdiblancos se han convertido en uno de los equipos más fiables de la competición: vencen y convencen. En los visitantes, la situación en la tabla no es tan halagüeña, ni mucho menos, y el Covid aún ha golpeado con más fuerza. En su caso, se han confirmado nueve positivos. Decimocuarto en la clasificación, el conjunto gallego quiere escapar de las posiciones de peligro y acercarse a la zona noble, donde, teóricamente, se ubican los objetivos.
Un doblete de Iago Aspas, con un gol de penalti a 9 del descanso y otro en el tiempo añadido de la primera mitad, daba una clara ventaja al Celta en su partido contra el Betis (0-2) en el Benito Villamarín, tras un primer tiempo con mucho ritmo y en el que los vigueses se mostraron letales en ataque.
El Betis estuvo flojo en defensa y, aunque quiso llevar la iniciativa, no lo consiguió por los rápidos ataques del Celta cada vez que robaba un balón en el medio campo, lo que dio lugar al 0-1 en el 39, en un penalti protestado por los locales por una entrada del mexicano Guardado sobre el argentino Cervi, y luego al 0-2, en el añadido, al aprovechar de nuevo Aspas un fallo de Víctor Ruiz. Tremenda galopada de Santi Mina por la izquierda que mete un pase en profundidad a Iago Aspas. Víctor Ruiz lo intercepta, pero inexplicablemente le regala el balón al de Moaña con su control. Este, con su calidad particular, regatea a Rui Silva para poner el 0-2 al filo del descanso.
La segunda parte comenzó con aviso del Celta. Jugada eléctrica desde la izquierda, centro muy certero y remate de Mina que se estrelló con el palo. El balón para el Betis. Pero el Celta también vivía muy cómodo con espacios. Se lanzaba al ataque el equipo de Pellegrini. A punto estuvo de lograr el gol Willian Carvalho. Cazó el balón cerca de la frontal del área y su chut salió fuera al tocar en un zaguero. Monólogo del Betis en este tramo de partido. Coudet le pidía un paso al frente a sus pupilos, si no querían sufrir en exceso.