El Cádiz avanza a octavos evitando la prórroga en la última jugada
Eliminó a un Fuenlabrada que se despide de la competición con la cabeza alta
Fuenlabrada y Cádiz medían fuerzas en un partido copero que ambos afrontaban como un bálsamo de ilusión ante su precaria situación en Liga. Con sendos equipos en los puestos de descenso de sus correspondientes categorías, la posibilidad de llegar a los cuartos de la competición se presentaba como un salvavidas para ambos.
El partido, eso si, lo marcó la presencia de las múltiples rotaciones obligadas precisamente por la situación liguera. Esta falta de minutos se plasmó en el juego, donde el ritmo se mantuvo lento durante los primeros compases.
El ex del Depor Florin Andoni, ejecutó el primer disparo en el 13, una acción insólita en esta primera mitad que no volveríamos a presenciar hasta la segunda mitad
Lo que sí que dirimió el paso de los minutos fue la sorprendente superioridad del Fuenlabrada en la que a la posesión se refiere. No obstante no sería en lo único en lo que ganarían, pues en los 10 primeros minutos de la segunda parte lograron tener presencia en el área rival para casi lograr el gol por mediación de Anderson.
De hasta 3 ocasiones gozaría el brasileño; con sus 3 respectivos remates que se marcharon ligeramente desviados para meter el miedo en el cuerpo a los gaditanos.
Pellicer era consciente de la mejoría de su equipo e introdujo los cambios pertinentes para mantener esta línea dando entraba a jugadores de la talla de Pedro León. A esto respondió Cervera con lo propio, llamando a la velocidad del Pacha Espino y al gol de Negredo para tratar de pasar una eliminatoria donde las ocasiones estaban brillando por su ausencia.
El 0-0 se prolongaba en el tiempo por demérito de las delanteras, (aunque sin desprestigiar la labor defensiva de las zagas) y el partido parecía abocado a la prórroga.
Prórroga la cual se negó a jugar Tomás Alarcón. En el ultimísimo suspiro del descuento, Negredo se la dejaba de cara para que con un soberbio zapatazo batiera la portería local para desatar la euforia tanto en el banquillo cadista como entre el puñado de cadistas que se habían desplazado al Fernando Torres a ver a su equipo.
Esto es la Copa del Rey, y si la emoción llega con cuentagotas; al menos llega en los momentos más decisivos para engrandecer una vez más a la competición.
