La temporada 21/22 comenzó de forma errática, con un nuevo entrenador y una plantilla que no terminaba de conjuntarse, con lo que parecía difícil imaginar un cambio de imagen y resultados como el que el cuadro de Boston ha protagonizado en este inicio de año, culminado con un febrero perfecto.
La adaptación de Ime Udoka al banquillo de Boston y a su primer empleo como entrenador jefe no ha sido un camino de rosas precisamente, más aún teniendo en cuenta las exigencias de una franquicia donde el pasado inspira y apabulla a partes iguales. Unas expectativas que se habían diluido tras un fallido proyecto final de Danny Ainge y una complicada herencia para Brad Stevens.
Tras la identidad perdida
Si había algo que se podía preveer con la llegada del técnico de Portland era que sus Celtics iban a basar su juego en una defensa infranqueable y un movimiento de balón fluido y generoso. En la faceta defensiva, los de Massachussetts no empezaron con buen pie, encajando una media de 120 puntos por encuentro en los primeros siete partidos. En este sentido, poco a poco, los de Boston fueron mejorando sus prestaciones aunque con bastantes altibajos.
Mientras la defensa volvía a mostrarse como la seña de identidad del cuadro céltico, el juego de ataque no terminaba de carburar como se esperaba de un conjunto entrenado por un discípulo de Gregg Popovich. Los ratos de movimiento de balón fueron incrementándose, pero el abuso del hero ball en los momentos más importantes de los choques hacían naufragar al plantel verde una vez tras otra.
De esta manera, los Celtics cerraban el año con más dudas que certezas, con rumores de discusiones en el vestuario y anclado en la frontera del 50 % de victorias, condenado a posición de play in. Sin embargo, con paciencia y cuando la mayoría de aficionados habían perdido la esperanza en Bean Town, los chicos de Udoka comenzaron a lograr victorias contundentes con cada vez más continuidad, llegando al límite del mercado de fichajes acumulando la mejor racha del año (7 triunfos seguidos).
Un mercado atinado
Mientras que al perro flaco todo le son pulgas, cuando vienen bien dadas todo parece salir de cara. Llegar al final del mercado de fichajes con el equipo viento en popa podía hacer temblar la mano de Stevens pero el plan del directivo de Indiana parecía estar muy claro desde tiempo atrás. Días antes del momento definitivo Boston se deshacía del contrato de un desaprovechado Juancho Hernangómez, a cambio de dos jugadores (Bol Bol y el lesionado P.J. Dozier) que parecían claras monedas de cambio. Con todo dispuesto, los Celtics se hacían con Derrick White y recuperaban a Daniel Theis, perdiendo a Schröder, Richardson y los poco utilizados Kanter y Fernando.
El perfil de ambos jugadores ahonda en el estilo de juego agresivo en defensa y generoso en ataque, como ha demostrado la fantástica adaptación de White nada más aterrizar en el Garden. Del desempeño de Theis hay pocas dudas, completando un grupo de interiores con movilidad, agresividad defensiva, y buen tiro exterior, además de un elevado IQ baloncestístico. Como añadido para cerrar un roster algo corto, Luke Kornet también vuelve a la disciplina verde, dejando un último hueco, quizás con vistas al play off.
El equipo del momento
Así las cosas, con la gran racha del equipo y los últimos movimientos, los Celtics se han convertido en el mejor equipo de la liga, numéricamente hablando. El cuadro de Udoka tiene el mejor net rating y defensive rating de la NBA en 2022, además de haberse convertido en el equipo con el mejor diferencial de puntos de la durísima Conferencia Este, fruto de las palizas que está propinando a sus rivales un partido tras otro.
Una racha triunfal culminada con la paliza a los Sixers (135-87) en Filadelfia, a la espera de continuar la dinámica con una victoria ante Detroit antes del parón del All Star. Un punto de inflexión que marca el sprint final para llegar a las eliminatorias por el título en la mejor forma posible.
Así las cosas, está claro que conviene tener paciencia con los nuevos entrenadores y recordar lo larga que es la temporada regular en la NBA. Una competición que se acelera según se adivina la llegada de la primavera y en la que, como en todos los deportes de equipo, un buen ataque gana partidos pero una buena defensa gana campeonatos.