El enfado de la Atalanta barre con todo
Herida por su prestación, la 'Dea' remontó (2-1) vorazmente con un doblete de Djimsiti sobre un Olympiacos que para su suerte no encajó más goles.
La Atalanta no podía perder en la noche que volvía a la UEFA Europa League. A falta de poder alcanzar su mejor versión, el elenco ‘nerazzurri’ realizó un ejercicio de violencia para poder partir con ventaja en la ida de los dieciseisavos. Contuvo todo lo que pudo el Olympiacos, al que por inercia del juego le acabaron remontado (2-1) el duelo. No obstante, salió vivito y coleando, por lo que esto está lejos de acabar.
La ‘Diosa’, para lo bueno y para lo malo
Había una sensación de revancha en Bérgamo por lo vivido en la Champions League. La idea de hacerlo en la segunda competición continental iba en torno a ello, por lo que sin importar las bajas acumuladas y la serie de malos resultados detrás, la Atalanta quería volver a sentir el sabor de ganar en Europa. Tanto se centro en ello que olvido los motivos por los que cayó del olimpo a terreno de mortales. Sus desmedidas incursiones y repetidas perdidas facilitaban la labor al Olympiacos en el inicio. No se acobardó el campeón griego. Solo esperaba atento los momentos oportunos para lastimar. Hasta que lo consiguió. M’Vila cortó un avance local, encontró en la frontal a un Masouras que temporizó y cedió el balón a Tiquinho para que este encause el plan de Martins (16′).
El gol chocó a una ‘Dea’ que había caído en la trampa de su rival, pero por su propia mano. Consciente del nivel de reacción del equipo de Gasperini, el Olympiacos ejerció la segunda parte de lo que traía planeado. A la poca claridad y profundidad de la Atalanta, los helenos ejercieron un trabajo sin balón digno tomando referencias y cercando su área. Sin embargo, parecía haber un punto débil y eso era en las jugadas a balón parado. La pegada de Muriel por poco lleva a que Tolói, Pasalic y hasta Manolas coloquen el empate. Recuperando su confianza, los lombardos se mandaron a ritmo de vendaval a por el empate antes del descanso. Los espacios aparecían, y el talento de Muriel y Malinovskyi surgía efecto, mas solo consiguieron un tanto anulado a Pessina.
Djimsiti, héroe inesperado
A pesar de la superioridad del final del primer tiempo, al caos expresado por los italianos le faltaba dirección y Gasperini lo entendió. Boga y Koopmeiners entraron para dar ese orden a una Atalanta que pasó de arrollar a machacar a su contrincante. El desequilibrio del marfileño terminó de romper a una zaga helena que poco a poco se desmoronaba. Sin siquiera chance de escapar por medio de Onyekuru y Masouras, el Olympiacos era incapaz de enfriar con posesión, puesto que lo perdía enseguida y en pocos metros. Sin más que hacer, se fio de Vaclik con todo su ser. El checo frustró a Boga y Malinovskyi, pero nada pudo hacer después de que casi Pasalic acierte su cabezazo. Producto de la furia convergida con su crecimiento, los italianos ya eran inevitables
Ausente la precisión de sus pares, fue Djimsiti el que se puso la capa. El albanés conectó un testarazo que puso el buscado empate (61′) para alivio de su equipo. Y casi sin terminar de celebrar el primero, cazó un mal rechace para desatar el éxtasis en la cancha (63′). Meritorio lo de unos bergamascos que después tuvieron el encuentro a su antojo. La intervención de Martins en su equipo por lo menos liberó a su equipo, al que le cayó un regalo en forma de error que no supo aprovechar Camara. Como fuese, al final el mérito del Olympiacos estuvo en bajarle el ritmo y volver hacerse fuerte atrás antes de que la Atalanta lo termine de despedazar. Y es que basta con experimentar una sola vez cuanto puede barrer esa escuadra cuando llega a enfadarse. Al menos la historia sigue viva.
Síganme en @APalomino16, y sigan toda la información y actualidad deportiva en @Grada3.com.