El Mallorca vuelve a competir
La llegada de piezas claves como Muriqi, Raíllo o Rico han elevado el techo competitivo del equipo
La derrota ante en Betis entraba en los planes de cualquier aficionado del Mallorca. Un 2-1 que deja buenas sensaciones. Alejándose del tópico, este equipo vuelve a ser el que se previsualizaba a lo largo de las primeras jornadas. La vuelta de Raíllo y la llegada de Muriqi han hecho que el resto de compañeros vuelvan a creer y de nuevo, saquen el gen competitivo que caracteriza al conjunto de Luis García Plaza.
En las tres últimas jornadas, se han sumado seis puntos y se hubiese podido rascar uno en una plaza tan complicada como es la del Benito Villamarín. Un penalti absurdo, de un Battaglia que después de 25 jornadas aún no ha encontrado su mejor versión, evitó que se pudiese sumar de nuevo ante la revelación de la temporada. Una pena, porque el trabajo del equipo fue excelente.
Desde el punto de vista defensivo, el equipo estuvo seguro y muy serio. Con el liderazgo de Antonio Raillo se ha vuelto a recuperar la solvencia de antaño. Aunque se encajen goles, el equipo se muestra mucho más fuerte y da la sensación de que cada jornada que pasa es más compacto.
A esta fuerza atrás se suma la efectividad arriba. En la última jornada el 50% de los remates a puerta fueron dentro y el otro al palo. Sumando las últimas tres jornadas el 66%, sumando seis goles en tres partidos. El aterrizaje de pie de Muriqi ha sido un sorbo de agua fría para un conjunto que se deshidrataba jornada tras jornada al llegar al área contraria. La cantidad de variantes que otorga hace que el equipo se haya enriquecido en diferentes registros del juego. Ahora se domina el juego combinativo y el directo para acabar desembocando en goles como el de el domingo. Un centro lateral de Costa que cabecea Muriqi a las mil maravillas. Imposible para Rui SIlva.
Al final, no se sumó en el Villamarín y a pesar de la lesión de Galarreta, el equipo se recompuso y volvió a competir. La actuación en el Heliópolis no es más que la confirmación de la resurrección competitiva de un conjunto que vuelve a estar vivo y que de esta manera, la permanencia es cuestión de jornadas.