El Benfica le enseña los dientes al Ajax

El Benfica exhibió una prestación de pundonor en la ida de los octavos de final de la UEFA Champions League. En un encuentro trepidante, los portugueses fueron capaces de sobreponerse por su propia mano a las claras distancias de nivel que lo alejan del Ajax y así rescatar un empate (2-2) más que meritorio. Con la regla del gol de visitante anulada, esto significa un contratiempo para los neerlandeses. Aunque seguro brindarán otro partido emocionante.

Haller todo lo ve gol

Quizás pocos más que Veríssimo hubieran augurado que la eliminatoria estaba 50-50, pero el joven técnico se encargo de callar bocas. Inspirado por la magia de las grandes noches en Da Luz, ‘su’ Benfica salió decidido a morder al Ajax. El campeón neerlandés no rehuyó al contexto, que le calzaba perfecto. En el toma y daca montado, los locales buscaban golpear primero. Núñez casi lo consiguió, pero Antony no tardó en devolver gentilezas. No obstante, la falta de costumbre a un ritmo de juego veloz empezó a pasarle factura a los lusos, perfectos para ser liquidados en transición. Fue así que tras un mal control de Grimaldo con su equipo partido, Mazraoui colocaría el balón directo al pie de un Tadic que no fallaría (17′). Baldazo de agua helada.

Con el final de su valla invicta como local en cuatro presencias previas en la ronda de dieciséis, el Benfica tenía que remar a contracorriente. Y vaya contra que rival. Sin embargo, su insistencia no quedaría impune. Primero, Rafa Silva forzó una gran mano de Pasveer como muestra de determinación lisboeta. Y en el corner consiguiente, Vertonghen luchó la pelota dentro del área para provocar que Haller introduzca el balón en su meta (25′). Un golpe que elevó de nuevo a las ‘águilas’, aunque Haller les bajaría de nuevo los humos. Un centro de Blind encontró la punta de la bota del marfileño, que aprovechó el mal bloqueo de Vlachodimos para redimirse (29′). El Ajax expresó todo su potencial de inmediato, pudiendo irse tranquilo al descanso si es que el disparo de Álvarez no se topaba con el palo.

El orgullo lisboeta suprime al ‘fútbol total’

Si primer round fue una batalla que por poco dejó casi K.O al Benfica, pues desde la vuelta de vestuarios los capitalinos se lavaron la cara. Everton, en una jugada bien elaborada, por poco hace que Timber se marque un autogol. Claro mensaje. Estirando las líneas, presionando muy alto, fijando y arrastrando marcadores, y generando espacios, el conjunto ‘encarnado’ metió en serios aprietos al Ajax. Los de Ámsterdam, sorprendidos de la postura de su oponente, quisieron volver a partir el duelo, mas eso resultó en un tiro por la culata. En dos transiciones rápidas bien ejecutadas por le mágico Rafa Silva, Núñez por poco logra embocar la pelota en la red. Para entonces, todos veían venir lo inevitable. Incluso Vlachodimos hizo su parte frenando un tiro de Mazraoui a quemarropa.

Esa chance fue lo que necesitaban los ‘gloriosos’ para meter toda la carne en el asador con Yaremchuk, que tuvo efecto inmediato. En una enésima transición llevada por Rafa Silva, Gonçalo Ramos soltaría un misil que Pasveer no tapó correctamente y el ucraniano, con intuición, metió un cabezazo a portería vacía (72′). Éxtasis desbordada en el lado rojo de Lisboa, rendida a un colectivo que a base de ímpetu equiparaba fuerzas contra un poderoso adversario. Ten Hag no se lo creía, por lo que envió enseguida a Klaasen y Tagliafico al campo para recargar las pilas de un Ajax que acechó con fiereza en el final. Lastima que Vlachodimos, con el último aliento, se aseguró de dejar en claro que el Benfica está más vivo que nunca en la serie. Enseñarle los dientes a los ‘ajacied’ no lo hace cualquiera.

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