Allá por el verano de 2017, Club Atlético Osasuna y Cádiz CF acordaban el traspaso de Aridane González (Tuineje, Las Palmas, 23 de marzo de 1989). El defensa canario ponía rumbo de Cádiz a Pamplona a cambio de 1,5 millones de euros y medio millón más si en los siguientes tres años -como ocurrió, Osasuna lograba el ascenso. Montante total de la operación, 2 millones para un jugador que ha vestido en 122 ocasiones la camiseta de Osasuna.
Cinco años después, Aridane es un fichaje súper amortizado en El Sadar. Con excepción de esta última temporada donde ha jugado menos, siempre que las lesiones se lo habían permitido, había sido un fijo en las alineaciones rojillas. Ahora, el Cádiz quiere que Aridane vuelva a vestir la elástica amarilla la próxima campaña para reemplazar el lugar que deja Víctor Chust. El valenciano regresa al Real Madrid tras su cesión y todo apunta a una venta al extranjero.
El mayor obstáculo que tendría el club cadista es que Aridane tiene contrato (un año más) y Osasuna exige un traspaso para dejarle ir. Concretamente según se desliza en Noticias de Navarra, los rojillos quieren que se deje en sus arcas el mismo coste que asumieron años atrás: dos millones de euros. Una cifra que el Cádiz no se plantea abonar, aunque sí acepta negociar su traspaso. Sergio le quiere en el Nuevo Mirandilla y desde el club se intentará, siempre que Osasuna acepte rebajar sus pretensiones.