El Valencia CF está inmerso en un inmenso bucle del que parece no salir nunca. Ni cabeza visible estable, ni director deportivo duradero ni nada ni nadie que tome decisiones que afectan al futuro más inmediato de la entidad.
Nadie al volante
Desde la abrupta salida de Anil Murthy a raíz de sus audios y de su pésima a la par que nula relación con el entorno valencianista, ni persona ni objeto se ha movido en Artes Gràficas. Renovaciones estancadas, cesiones sin decidir, altas y bajas por concretar. ¿Quién decide? ¿Qué decide? ¿Corona? ¿Mendes? ¿Gatusso? ¿Lim?.
Desde el club no hay voz autorizada oficial que se relacione con los medios de comunicación. Esta inacción no hace sino dar pávulo a todo tipo de rumorología, no siempre bien intencionada, sobre la actualidad blanquinegra. Una entidad descabezada, con el ejecutor a 12000km y con la vuelta del equipo a la vuelta de la esquina.
30 de junio, tan lejos y tan cerca
Una fecha tan cercana, tan trascendental y que sin embargo no parece que vaya a suponer una verdadera deadline en el devenir blanquinegro de cara a la próxima temporada. Los movimientos brillan por su ausencia y sin salidas no hay entradas, y sin entradas no hay ilusión colectiva y esta lo mueve todo.
¿Soler? ¿Gayà? ¿Guedes? ¿Cillessen? ¿Guillamón? ¿Mamardashvili? Y estos nombres son tan solo los que más suenan pero seguro que otros muchos se unirán a la lista más pronto que tarde. La incertidumbre se ha instalado en el día a día de un club que parece no arrancar. Hay tantas decisiones que tomar y están todas tan unidas unas a otras que queda la sensación de que será todo como una inmenso dominó donde la primera ficha empujará a un movimiento continuo y vertiginoso.
Gatusso, un invitado de piedra
Tras su rueda de prensa inicial donde calló más que dijo y donde se implicó bien poco en la toma de decisiones, el «allenatore» que llegó de la mano de Jorge Mendes está a menos de una semana de tomar las riendas de su plantilla. Esa relación entre técnico y súper agente es a lo que se aferran los parroquianos valencianistas para ilusionarse.
Si el portugués ha convencido al italiano para que tome las riendas, será porque conoce las entrañas ches, será porque sabe lo que puede entrar y salir, será que sabe lo competitiva que será la escuadra que pondrá en sus manos. Valencia no es una plaza fácil y en la situación actual, menos todavía.
Como en tantísimas otras ocasiones, de un pasado cercano y también del más lejano, a la fiel feligresía a orillas del Turia se le pide una prueba de fe. Una fe casi inquebrantable y que ni Meriton es capaz de destruir, aunque cada vez lo intente con más fuerza.
@VicentSarrion