La (des)ilusión de una generación
La (des)ilusión de una generación: robando la ilusión al futbol femenino
La RFEF tiene una preciosa relación amor-odio con el futbol femenino. Por un lado, adora recibir los incentivos económicos procedentes de la UEFA y de la FIFA -con sus programas de desarrollo- y la popularidad relacionada con los títulos. Por otro lado, cada vez que ve amenazado el negocio, lleva a cabo acciones de auto-boicot: pone trabas, genera controversias, se enfrenta con otros actores o con las futbolistas… Y es así como se ha fraguado el ciclo eterno de ilusión y desilusión de una generación entera de futbolistas y aficionados.
Ilusionando: cambios, resultados y ¿colaboración para la evolución?
Del progreso…
Tras un reinado de 27 años al frente del combinado nacional absoluto, y tras participar en el Mundial de Canadá 2015 (¿recuerdan los lectores el #SoñarEnGrande?), Ignacio Quereda vio como se le montaba una revolución en contra. Poco después, dejaba el cargo, y daba paso a sangre nueva para dirigir al grupo. Así llegó Jorge Vilda al cargo de seleccionador absoluto. Y esta designación trajo cambios, algunos inmediatos, otros más paulatinos: desaparecieron y aparecieron futbolistas en las convocatorias, parecía que se intentaban cosas nuevas, RFEF realizó mejoras en las condiciones de las futbolistas, incluso algún título en competiciones amistosas de renombre. Parecía que se había dado un salto de calidad en aspectos importantes de la preparación deportiva de las futbolistas, así como en su rendimiento.
Esto trajo consigo un crecimiento en el seguimiento del futbol femenino, tanto la liga española como la selección. Se estaba creando un producto, y, lo que es mejor y más productivo: ilusión. Una ilusión para la afición y una ilusión para las futbolistas. Sólo quedaba un pequeño detalle, esto es, ver si entre RFEF, Clubes y sindicatos/asociaciones nacía una colaboración que cimentarse el producto y lo hiciera atractivo y duradero en el tiempo – como había sucedido con campeonatos y Federaciones europeas -.
… a revivir la historia interminable
Mas esto fue solo al principio. No tardaron demasiado en mostrar las futbolistas que los éxitos venían propiciados por el nivel creciente de los clubes… y el aprovechamiento de estas circunstancias por parte del seleccionador. Convocatorias sin apenas cambios, jugadoras que lo juegan todo incluso estando lesionadas, clubes que aportan la gran mayoría de jugadoras y poca gestión de cargas. En otras palabras, tardó poco en quedar patente que las mejoras de rendimiento y los éxitos del grupo se sucedían a pesar del seleccionador y de su trabajo. Y se están volviendo a repetir tendencias que recuerdan a un pasado no muy lejano, y traen mal fario. Controversias con el Convenio, controversias con los derechos y deberes de las futbolistas… Parece que regresa el ciclo interminable de ilusión y desilusión.
La desilusión de una generación: la eterna promesa incumplida
Y llegó, de nuevo, el turno de la desilusión. De las excusas. De pedir otro esfuerzo y más paciencia a una generación de futbolistas, y a los aficionados. De seguir apostando por un producto mal explotado, y un proyecto cada día más estancado.
La eterna promesa: siempre «el próximo torneo será nuestro punto de inflexión»
«Somos la generación de oro». «Si lo hemos ganado todo a nivel de Clubes, tenemos que pensar que podremos hacerlo también con la Selección». «En el próximo torneo se nos considera favoritas, tenemos muchas de las mejores jugadoras del mundo». Promesas. Eternas. De ganarlo todo en categorías inferiores, a quedar siempre a un paso de. Sensación de impotencia, de no comprender qué se hace para solucionar los problemas. ¿Es la plantilla? ¿Es el seleccionador? ¿Es la dependencia de futbolistas? ¿Es el sistema o el modelo de juego que están caducos? Es la promesa incumplida de evolucionar, de avanzar, de mejorar lo que hay para pasar al siguiente nivel. Es el sistema de funcionariado federativo, donde parece ser que hay quien no tiene que demostrar nada para ocupar cargos.
La perniciosa y peligrosa desilusión
En los últimos años hemos presenciado el bochornoso espectáculo del enfrentamiento entre RFEF, sindicatos, asociaciones y futbolistas. Cada vez que surgía alguna iniciativa, estos actores terminaban boicoteándose entre ellos. La última temporada, a diferencia de otras ligas domésticas en países europeos, ha sido la que menos partidos hemos podido ver televisados a raíz de la venta de derechos televisivos: RFEF y ACFF los querían comercializar o habían comercializado por su cuenta, y ningún operador se atrevía a retransmitir los partidos por temor a terminar en los juzgados.
Tras la creación de la Liga Profesional de Fútbol Femenino, como nuevo ente gestor de la competición, le corresponden varias responsabilidades que hasta ahora desarrollaba RFEF… y que RFEF no aprece querer ceder sin volver a montar un espectáculo. Así es, señoras y señores, como la desilusión por un proyecto que prometía pero se ha convertido en un culebrón que se instala. Así es como se perjudica a un proyecto. Así es como se para el crecimiento y la evolución de una disciplina deportiva. Y así es como se logra que la gente baje del barco, o directamente no se suba.
Medios, Presidente, Seleccionador, Futbolistas: demuestren mi error
Don Luís Rubiales, Don Jorge Vilda, futbolistas: demuestren el error de percepción, demuestren compromiso, demuestren que hay un plan, demuestren que se puede mejorar y evolucionar. Demuestren que la ilusión depositada merece la pena, que no va a desvanecerse todo en la nada. El Presidente Rubiales prometió al poco de entrar a dirigir la RFEF que iba a colaborar en desarrollar el fútbol femenino. Se comprometió a poner medios materiales y profesionales para alcanzar otras cotas en el fútbol femenino. Apoyó el proyecto del Seleccionador Jorge Vilda, llegando a renovar su contrato, para que pueda seguir trabajando en el desarrollo de la disciplina en territorio español. Otra eterna promesa incumplida, pues hace años que dejaron de verse avances y mejoras. Quo vadis, RFEF?
Desde los medios de comunicación existe compromiso, tanto desde los oficialistas como desde los que son más independientes. Hasta tal punto llega ese compromiso que, en ocasiones, se peca de paternalismo. Se nos dice que no debemos pedir más esfuerzos a las futbolistas, que bastante sacrifican y han sacrificado ya. Se nos dice que las apoyemos. Se las apoya desde medios, llegando incluso al agravio comparativo con otras deportistas de otras disciplinas. Pero el punto de inflexión que generó un avance de décadas en unos pocos meses se dio contando con la unión de las futbolistas que exigieron un cambio, y no pararon hasta conseguirlo.
¿No deberíamos replantearnos las cosas todos, desde aficionados hasta medios, si queremos cambios y evolución? Si todos debemos tener compromiso, tener paciencia y realizar sacrificios, eso nos implica a todos. Demuestren mi error. Demuestren que estas piezas no son fundamentales en generar desilusión, desidia y desinterés por el fútbol femenino español.
Retos y compromisos: cambiar la desilusión por trabajo y evolución… hacia la ilusión
En los próximos años vuelve a haber torneos internacionales, tanto a nivel absoluto como en categorías inferiores. Volveremos a escuchar que somos favoritas, que este es nuestro año, que esta generación no puede terminar sin ganar un gran torneo. Volverá a brotar la ilusión. Pero si esta no va acompañada de trabajo, de compromiso, y de sacrificios por parte de todos los interesados… seguramente volvamos a toparnos con la cruda realidad de cada torneo. Las categorías inferiores culminarán su participación con trofeos, y estas jugadoras irán nutriendo las filas del combinado nacional absoluto. Y entonces, participarán en torneos en que competían y, en ocasiones ganaban, siendo la eterna promesa incumplida, quedando siempre a un paso de lograr algo importante.
El principal reto del futbol femenino español tiene que ser redescubrirse y reinventarse, evitar atascarse. Se deben buscar colaboraciones y cooperar todos en el mismo sentido, para salir del bucle infinito en el que se encuentra la disciplina. ¿Seremos capaces de afrontar el reto uniéndonos todos?
Por Helena García (@hgamo18)